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Entre la verdad y lo creíble

por RedaccionRS
31-08-2020

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Federico Berrueto

 

Lo que sucede y su relato —desde el poder o de la sociedad— se conduce por sinuosos caminos entre la verdad y lo creíble. La verdad requiere de método y su condición es que sea válida para todos, bajo sus propios estándares. Verdad y veracidad van de la mano. Cuando la verdad es subjetiva ésta se torna en opinión, quizá legítima, pero no necesariamente veraz. Lo creíble es el espacio del prejuicio, pero también de la verdad, parcial o total. La mayor fortaleza de López Obrador es su singular capacidad, desde siempre, de manejarse en el espacio de lo creíble.

 

El relato oficial en estos momentos no tiene contrapeso y eso significa que hasta la realidad puede ser interpretada a modo, como sucede con el manejo irresponsable y criminal de la pandemia por el favorito presidencial. No hay oposición ni escrutinio eficaz a lo que dice u omite el poder. Si hubiera un momento para aproximarse a la llamada dictadura perfecta sería precisamente el que ahora se vive. No hay contrapeso, en buena parte, por lo que con singular acierto y agudeza explicaba ayer jueves, Jorge Zepeda: el peso de la complicidad y el miedo, y yo agregaría, el de la culpa.

 

La denuncia de Emilio Lozoya es un hito histórico en la política nacional. Mucho de lo que dice es cierto y sobre todo creíble. Pero no todo, incluso hay omisiones e inclusiones que atienden a una clara intención política. Es lamentable que en el inventario de la venalidad no estén todos los que debieran y estén quienes sin deberlo atienden al cálculo político del beneficiario de la delación.

 

Por salud pública se debe investigar. La denuncia es trascendente a pesar de las irregularidades que la han acompañado. Es muy preocupante que la divulgación de pruebas y denuncia comprometa las premisas del debido proceso. Sin embargo, la FGR debe realizar todas las indagatorias para llegar a la verdad y consecuentemente a la sanción ejemplar a quienes incurrieron en delito, tarea complicada porque es materia de pruebas, no solo de convicciones, dichos o presunciones. Incluso, los mismos señalados debieran estar interesados en concurrir ante la fiscalía o el juez para expresar su versión de los hechos y, en su caso, disputar las pruebas en su contra.

 

Ya se conoce mucho de lo expuesto por el ex director de Pemex. Pesa la idea, creíble no necesariamente veraz, de que dice lo que su interlocutor desde el poder quiere escuchar a manera de ganar favor para obtener los beneficios llamados criterios de oportunidad que le permitan salvar la detención de su círculo familiar cercano y, desde luego, la propia. Para eso está el fiscal, quien debe valorar los elementos que aporta el denunciante y sobre éstos integrar la carpeta de investigación, para presentarlos al juez para llamar a testigos o a imputados y de allí dictar sentencia, la verdad jurídica sobre la responsabilidad penal de cada cual.

 

La sentencia no siempre es creíble ya no digamos justa, pero una vez que adquiere la condición de definitiva, al ser inatacable también tiene la calidad de verdad. Estos son los términos de la justicia legal, la única en una sociedad civilizada.

 

fberrueto@gmail.com

@berrueto