Si algo nos está enseñando la crisis que vivimos actualmente es que el cuidado psicosocial es un elemento clave en la gestión de personas. Todos estamos expuestos a elementos estresores mantenidos en el tiempo.
Si tuviéramos que establecer un decálogo de pautas, muy genéricas, podríamos elegir las siguientes:
- Cuídate: vigila tus pautas de sueño, come de manera adecuada, date una ducha caliente, mantén una determinada actividad física dentro de los límites posibles… Tu bienestar empieza por cubrir tus necesidades primarias.
- Valida lo que sientes. Solemos hablar de emociones negativas o positivas, y la realidad es que todas ellas cumplen una función. La diferencia es que algunas son placenteras y otras incómodas. Aceptar que sentimos miedo o incertidumbre, nos facilitará la calma suficiente para gestionarlas.
- Afronta los síntomas de estrés. Puede ser con respiraciones profundas, puede ser reorganizando cognitivamente lo que estás viviendo (¿te has parado a pensar en los aspectos positivos de la situación?)…
- Échale un ojo a tus pensamientos. Las emociones son consecuencia directa de nuestras cogniciones. Si te encuentras mal, la clave está en lo que piensas. Apúntalo si necesitas, y modifícalo o reestructúralo en positivo.
- Protégete de la sobreinformación. Es mejor gestionar la información que consumimos, sea cual sea la manera, y que la dosifiquemos para no vernos sobrepasados.
- Apóyate en tu entorno. Ya sea profesional o personal. Para bien o para mal, todos estamos juntos en este barco. Compartir nuestras impresiones nos descargará de la tensión que nos rodea.
- Fomenta la resiliencia. Potenciar tu adaptabilidad te ayudará a resurgir de la adversidad. “Ningún mar en calma hizo experto al marinero”.
- Desecha la culpa. Bien sea porque sientes que no estás a la altura, porque te sientes incapaz de cumplir a nivel personal o profesional… La culpa es mala consejera, y en la mayoría de las veces responde a una mala planificación. Sé consciente del momento que vives, y exígete en función de tu ámbito de influencia. Adapta tus ritmos, y no pises el acelerador más de la cuenta. Piensa que haces lo mejor posible, teniendo en cuenta las circunstancias.
- Establece un orden diario. Te ayudará a tomar control sobre lo que está ocurriendo y esto repercutirá en tu propia seguridad.
- Confía. En tus propias capacidades, en la potencialidad grupal, en la fuerza social… No siempre haremos lo mejor, pero debemos poner todo de nuestra parte y predisponernos a la acción.