Carlos Ramírez
El análisis
político se ha olvidado de la memoria. Y en política nunca hay nada
nuevo. La alianza nacional e internacional --con The Economist
subido al barco-- contra el “populismo” del presidente López Obrador parece calcada
de la operación estratégica que encabezó EE. UU. vía su embajador John Gavin
para construir una coalición opositora conservadora, para quitarle la mayoría
al PRI en la elección de entonces y para empujar al PAN como la alternancia
partidista en Los Pinos en 1988.
La historia del 1985 la cuento en mi libro Operación Gavin. México
en la diplomacia de Reagan (https://indicadorpolitico.com.mx/?p=6493),
publicado por el periódico El Día de Socorro Díaz en 1987. El
punto de partida de ese grupo fue impulsado por una reunión que organizó
Gavin en Hermosillo, Sonora, para unir al PAN, los empresarios, la jerarquía católica
conservadora y la embajada de EE. UU. que vía fundaciones financiaba a grupos disidentes
que carecían de capacidad y financiamiento propio.
Aunque pareciera de novela, las cosas ocurrieron en la
realidad. El operador del proyecto México en la CIA y en el Consejo de
Seguridad Nacional fue Constantine Menges, un académico ultraderechista sostenido
por el senador radical Jesse Helms. En 1985, como cuenta Bob Woodward en
su libro Velo. Las guerras secretas de la CIA, el director William Casey
ordenó la elaboración de un análisis que concluyera que México estaba a
punto de convertirse en otro Irán ayatolesco, interpretación fijada en
1979 por Menges en su artículo México: un Iran a nuestras puertas. El
jefe de la oficina de México de la CIA, John Horton, que había sido jefe de la
estación de la agencia en DF, se negó a redactarlo, renunció a su cargo
y en un artículo en The Washington Post reveló como la CIA cocinaba
reportes con intenciones políticas y no de inteligencia.
La reunión en Hermosillo fue clave para el pacto electoral
PAN-jerarquía católica-empresarios que apadrinaba EE. UU. vía el embajador
Gavin. Pero el resultado electoral de las legislativas de 1985 reventó
la estrategia de Gavin y renunció a la embajada en junio de 1986. El PAN quedó
en manos de los empresarios militantes --tipo Luis H. Alvarez y Manuel
J. Clouthier--, no avanzaron en 1988 y la presidencia en 2000 y 2006 no
fue para ese grupo. Por cierto, el PAN de Alvarez pactó en secreto con
Salinas su legitimación presidencial: ahí nació la alianza antipopulista de
hoy: PRI-PAN-PRD-Coparmex-EE. UU.
Por cierto, en 1985 y 1986 esa alianza anti PRI fue frenada
en la elección de 1986 en Chihuahua por el entonces secretario de Gobernación,
Manuel Bartlett Díaz, y lo hizo con argumentos progresistas y nacionalistas,
aunque al final trabajó para la consolidación del neoliberalismo
salinista y hoy aparece en el frente antineoliberal lopezobradorista.
El papel clave de la alianza de 1985 y la de hoy en 2021
está en el sector desestabilizador del gobierno de EE. UU. y tuvo y
tiene oficinas localizables: la CIA --ahora en México para “preparar” la vista
de la vicepresidenta Kamala Harris--, el Consejo de Seguridad Nacional --con o
sin Roberta Jacobson, embajadora tipo Gavin-- y el Pentágono con el interés
declarado del general secretario estadunidense de Defensa de la Casa Blanca por
comandar la estrategia estadunidense de seguridad nacional y contra el
crimen organizado binacional.
El problema de la alianza estará en el padrinazgo. En 1985
el presidente Reagan fue un político arbitrario que autorizó las peores
maniobras intervencionistas vía la embajada de Gavin, pero hoy Joseph Biden y
Kamala Harris carecen de esa perversidad, están más vigilados por
denuncias internacionales y sus funcionarios de inteligencia y seguridad
nacional son de medio pelo. Y a ello se agrega una alianza
de partidos que no perdió toda credibilidad.
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BC y otros. La crisis
en Morena en Baja California con priistas sumandos a Jorge Hank y la tendencia
decreciente de votos en plazas legislativas y de gobernadores es producto de la
ausencia de Morena como partido político real. No se prevé una debacle, pero sí
pérdida de posiciones que se van a extrañar en las presidenciales de 2024. Por
ello quizá veamos movimientos políticos sucesorios en el gabinete para
construir desde ahora el proceso de la candidatura presidencial de 2024. El
error de origen fue no edificar un partido, sino conformarse con una agencia de
colocaciones.
Política para dummies: La
política es, en sí misma, el pasado.
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