Luis Acevedo
Pesquera
La lectura del
documento con el que se formaliza el Paquete Económico para 2021, además de
tristeza y decepción por la corta visión de los legisladores que lo aprobaron,
por no mencionar su profunda ignorancia y falta de solidaridad, advierte un
panorama difícil, limitado y ruin para la mayoría de los mexicanos,
especialmente para los que resultaron afectados por la inacción gubernamental
frente a la crisis desencadenada por la pandemia.
Importa
considerar algunos de los aspectos del Presupuesto de Egresos de la Federación
que marcará la ruta del país a lo largo del próximo año.
De entrada, hay
que decir que los 6 billones 295 mil 376 millones de pesos que se autorizaron
como gasto público representan una caída de 1 por ciento en términos reales o
si les descontamos la inflación. De tal manera, el gobierno federal dispondrá
de menos recursos para los programas y los proyectos que realmente necesita el
país para promover el desarrollo y el bienestar generalizado.
En medio de la
recesión, a la mayoría legislativa de Morena no se les ocurrió enmendarle la
falta de visión presidencial para incorporar alguna política pública que
garantizara la reactivación de cara a la recesión en la que se encuentra el
país.
Al contrario los
programas prioritarios de la Cuarta Transformación no solamente fueron objeto
de algún tipo de análisis por parte de diputados o senadores sino que, el
presupuesto para el Tren Maya, Aeropuerto de Santa Lucía y la Refinería de Dos
Bocas aumenta 93 por ciento, a pesar de que se ha demostrado que su viabilidad,
rentabilidad y capacidad impulsar el crecimiento y el empleo es inviable e
inútil para la situación nacional.
Peor aún no hay
compromisos específicos para enfrentar los efectos de la pandemia.
Dos botones de
muestra: el gasto para salud cae 1.5 por ciento en el caso del IMSS, que en la
práctica es el que carga con el mayor peso nacional y por lo que toca al ISSSTE
la caída es del orden de 1.8 por ciento real.
Y si se acuerdan
de la polémica por la decisión gubernamental de eliminar 109 fideicomisos que
le proporcionarán al erario 68 mil millones de pesos y un retraso brutal en
proyectos científicos, tecnológicos y culturales, entre otros, más la exacción de
los 33 mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar, bueno pues
de la suma de esos 101 mil millones de pesos la Secretaría de Salud solamente
recibió 12 mil millones para enfrentar los efectos de la pandemia,
Con otra, que es
peor, en el presupuesto autorizado para 2021 no hay recursos específicamente
destinados para la vacuna contra la COVID-19. El manejo de ese dinero, por tanto,
su manejo es discrecional para el Ejecutivo federal en un año electoral.
Por lo que toca
al sector energético, la apuesta del presidente López Obrador se refuerza. Pemex
recibirá 28 mil millones de pesos más el próximo año, equivalentes a un incremento
de 24 por ciento, sin considerar que esta es una de las deudas más costosas del
país y que las pérdidas netas de la empresa estatal crecen mes a mes y, al
parecer, sin control.
Algo que
generalmente se deja de lado, encubierto por la propaganda gubernamental es el
tema del endeudamiento del Gobierno federal cuyo “techo” aumentará 718 mil
millones de pesos que, en la práctica, es una autorización para que el gobierno
contrate un 20 por ciento más de deuda el año próximo.
En realidad, esa
deuda será para mantener los programas asistencialistas electoreros y para
asegurar la viabilidad de la construcción del Tren Maya, el aeropuerto de Santa
Lucía y la refinería de Dos Bocas, ese pasivo no se destinará para hacer frente
a la recesión en la que se encuentra el país.
Finalmente y
para documentar el amargo panorama aprobado, los estados y municipios serán
objeto del más amplio recorte en la historia reciente del país en materia de
coordinación fiscal.
El próximo año
recibirán 4 por ciento menos recursos en participaciones y aportaciones con lo
que les impedirá responder localmente y de manera oportuna a los problemas en
materia de salud, educación y seguridad, ya no se diga ante la recesión.
Así está el
panorama para 2021, un año en el que importan más los caprichos que el
progreso. Del bienestar, para el gobierno no es más que retórica.
@lusacevedop