José Luis Camacho Acevedo.
Nunca he
sido alguien que les de credibilidad a los profetas del desastre.
Para los
que convierten el futuro inmediato, como su juego favorito del análisis de
México, de manera ineludible, en algo peor de lo que ya estamos viviendo, los
presagios que se ciernen para el año 2026 son muy parecidos a sus pronósticos
en el sentido de que no podremos superar las adversidades que tenemos como
país, y peor aún, que esos infortunios se convertirán en amenazas cumplidas que
nos llegan, con mayor fuerza, desde fuera del país.
Lo más
complicado es que en el 2026 se cruzarán los caminos de una lucha del
oficialismo por tratar de revertir la tendencia a la baja que ha mostrado en el
último trimestre del año que se termina, con un futurismo desatado, primero
por las candidaturas a senadores, diputados federales y locales, gobernadores
en 17 entidades, cientos de ayuntamientos, para iniciar, de manera paralela,
una sucesión presidencial adelantada.
En el
caso de MORENA, tiene como cartas visibles a Omar García Harfuch, favorito
de la cátedra, a Marcelo Ebrard, a Clara Brugada, a Alfonso Ramírez Cuellar y a
la titular de energía, Luz Elena González.
En el
PRI, con la singular desvergüenza que lo caracteriza, Alito dice que jugarán el
2030 con un candidato de su militancia porque en las últimas dos elecciones le ha ido muy mal
con candidatos externos como recientemente les fue con la faramallesca figura
de ese invento de AMLO que resultó ser Xóchitl Gálvez.
Todo
indica que en el 2030 el candidato presidencial del PRI, en caso de que no
pierda el registro como partido nacional en las intermedias del 2027, será
el propio Alejandro Moreno.
El PAN
parece que tampoco apostará a una alianza con los tricolores. Que serían su
única opción de lograr una candidatura coaligada toda vez que ya el PRD
desapareció.
Su figura
más destacada, sin duda, es el senador Ricardo Anaya.
La
batalla de los independientes le puede poner al juego sucesorio un elemento de
competencia nada descartable.
El
crecimiento de la figura de Ricardo Salinas Pliego es indudable.
El
empresario dueño de Grupo Salinas, es el único aspirante presidencial
independiente que se considere en ascenso.
Las
organizaciones que buscan registro como partidos políticos nacionales están
apenas en tiempo de cumplir los requisitos que les impone la legislación
vigente.
Hay
cabezas visibles en esas organizaciones (Guadalupe Acosta, Álvarez Icaza, el cristiano
de Hugo Eric Flores del PES). Pero ninguno de ellos alcanza a ser, actualmente,
en un serio competidor del posible candidato presidencial de MORENA.
El
analista en seguridad nacional David Saucedo, reconocido por su objetividad y
su forma de hacer a un lado las ideologías y los sentimientos en su trabajo ha
dicho recientemente lo que nos puede esperar para el 2026 a los periodistas,
año del que solamente estamos a cinco días:
“…analizó las
cifras presentadas por el gobierno federal sobre la supuesta disminución de
delitos. Advirtió que en entidades como Jalisco o Baja California los carteles
desaparecen cuerpos para alterar las estadísticas y cuestionó la confiabilidad
de las métricas oficiales. Saucedo destacó que la
estrategia federal está marcada por presiones de EE.UU., orientadas más a
capturar capos y extraditarlos que a contener el tráfico de armas.
Finalmente,
apuntó que el atentado contra Ciro Gómez Leyva confirma los intentos del Cartel
Jalisco de imponer su narrativa mediante violencia contra la prensa.”
Narrativa
que tuvo su expresión sangriente en el asesinato de Carlos Manzo.
Se
aproxima un año, 2026, cargado de retos formidables.
Esperamos
que se puedan superar por el bien de todos.

