El 2022 será sin duda un año relevante para la humanidad, porque todo parece indicar que veremos el fin de la pandemia por covid-19, fenómeno que ha marcado este siglo XXI generando grandes cambios en todos los aspectos de vida a nivel mundial. Por otro lado, a inicios del presente año, la invasión de Rusia a Ucrania desató una guerra con consecuencias aún incalculables.
De manera coincidente, este año se cumplen 30 años en que Rigoberta Menchú Tum fuera galardonada con el Premio Nobel de la Paz 1992.
En 2014, la UNAM creó la Cátedra Extraordinaria Rigoberta Menchú Tum en reconocimiento a su ardua labor en pro de la paz en el mundo; y a partir de 2017 dicha cátedra quedó radicada en la Facultad de Derecho.
Desde entonces, la cátedra se ha erigido en un foro institucional para la promoción de la enseñanza; estudio sobre la problemática de los pueblos originarios, la cultura de la paz y la vigencia de los derechos humanos.
En virtud del aniversario número 30, la Facultad de Derecho otorgó un merecido reconocimiento a Rigoberta, teniendo como testigo de honor al doctor Enrique Graue, rector de la máxima casa de estudios.
En el Auditorio Jus Semper Loquitur, pletórico de jóvenes estudiantes, la Premio Nobel pronunció un nuevo mensaje para convocar al mundo —y en especial a las juventudes universitarias— por un pronto retorno a la solidaridad, al humanismo y a la paz.
La galardonada hizo un llamado a la concordia y dijo: “Ante toda guerra declarada debemos insistir en las vías del diálogo y negociación para la resolución pacífica de los conflictos. Ninguna guerra —por definición y resultados— es justificable; es sinónimo de muerte, donde bloques hegemónicos y minorías obtienen ventajas, beneficios, poder político y económico, con altos costos para la humanidad”.
En el evento se destacó que en la actualidad existen por lo menos 25 guerras en activo alrededor de todo el mundo; y que a lo anterior hay que sumar los conflictos locales en diversas partes del globo terráqueo, provocados por el terrorismo, grupos delincuenciales o guerrillas que engendran muerte y desamparo en millones de personas inocentes.
Aunado a lo anterior, se suma que hoy ya padecemos la mayor inflación económica a nivel mundial de los últimos 40 años, porque la guerra ha ocasionado daños a la cadena de suministros internacionales y ello perjudicará a los hogares con menores ingresos en todas las regiones del orbe.
Por su parte, el doctor Enrique Graue recordó que frente a la desigualdad, la pobreza, la discriminación racional y la violencia, los gobiernos y las instituciones de educación superior tienen la enorme e incuestionable responsabilidad de garantizar a los pueblos el acceso a la educación, a la justicia, al desarrollo sustentable y a tener una vida en igualdad.
El rector de la universidad de la nación reconoció el oportuno mensaje que Rigoberta Menchú ha ofrecido a la comunidad, esperando que su llamado llegue a donde una hegemonía militar aplasta a un pueblo y peligra la paz mundial.
Aunque la guerra y el conflicto siempre han acompañado a la humanidad, nuestra aspiración será siempre vivir en paz; poderoso escudo blindado por hombres y mujeres que —como Rigoberta Menchú— están dispuestos a empeñar sus luces, talentos, incluso la vida misma, para su defensa.
Rigoberta Menchú será profesora invitada en la Facultad de Derecho, para que la fuerza de sus ideas y ejemplo sigan inspirando a la juventud y a los luchadores sociales del mañana.
Como Corolario, la frase de Mahatma Gandhi: “No hay camino para la paz. La paz es el camino”.