1. Escuchar y amplificar las voces de las víctimas
En su búsqueda por visibilizar el verdadero alcance de la violencia en las mujeres, la ONU invita a escuchar y creer en las personas sobrevivientes, a poner fin a la cultura del silencio; que escuchemos “ya sea la voz de una ama de casa en su hogar, la de una alumna que sufre abusos de su profesor, la de una secretaria de oficina, la de una deportista”, para así unir sus experiencias en un movimiento mundial de solidaridad.
¡Ojo! Las víctimas hablan cuando tienen las herramientas para hablar, y deciden hacerlo. Y para lograrlo es necesario el acompañamiento profesional, por ejemplo de una psicóloga o abogada, enfocadas en violencia de género.
2. Dejar de cuestionar la credibilidad de la víctima
La ONU también hace un llamado a no dudar de la versión de una víctima, y en su lugar centrarse en la rendición de cuentas del agresor. No puede seguir pasando que los casos queden impunes, y en cambio, sí se trate de justificar con actuaciones de la mujer la razón del acto de violencia cometido.
3. Educar en el respeto desde pequeños
El cambio frente a la violencia contra la mujer debe liderarse y promoverse en los primeros años de vida. Si en la familia y las instituciones educativas se hace énfasis en la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas se pueden lograr grandes transformaciones.
Lo que se busca también es que los niños no adquieran actos machistas como hábitos, ni las mujeres los acepten como algo normal. Educar en valores como el respeto, tolerancia, amor hacia el otro, igualdad de trato es muy valioso.
4. Definir la violencia contra la mujer y aprender a reconocerla
La “Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” de las Naciones Unidas en 1993, en su artículo 1, considera que la violencia contra las mujeres es: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada”.
Cuando se le da definición o nombre a una situación, se logra identificar y reconocer qué está pasando y cómo se puede actuar. No se debe justificar ni maquillar los actos de violencia, en cambio, sí es importante empoderar a las mujeres y su entorno, mediante el respeto y amor propio.
5. Ayudar a denunciar, no ser indiferente frente a la violencia contra la mujer
Como testigo o familiar cada persona también puede apoyar a una mujer que esté viviendo algún tipo de violencia. No se puede seguir pensando “ese no es mi problema”, “ella verá qué hace”. No más indiferencia. Llama a la policía si ves o escuchas evidencia de violencia contra la mujer, brinda tu apoyo sin juzgar, habla sobre alternativas y oportunidades al salir de una relación abusiva y anima a la víctima a hablar con un profesional, ofrécete a acompañarla.
6. Si eres quien vive una situación de violencia: habla con alguien
Pedir ayuda está bien. “Habla en el momento en que te sientas en la capacidad de hablar, cuando quieras hacerlo. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que para casos de violencia sexual, es importante actuar rápido en términos jurídicos y médicos. Por supuesto, lo más importante es tu tranquilidad”, es la recomendación de Natalia Muñoz, psicóloga especializada en acompañamiento de víctimas de violencia de género.