Tras la tragedia del viernes
al mediodía en una mina de arrastre del ejido las rancherías en Múzquiz,
Coahuila, que dejó mineros muertos, hasta el momento se han rescatado los cuerpos
de cuatro de los siete trabajadores que quedaron atrapados.
“Apenas mi hijo tenía dos días
de estar trabajando en este horrible lugar, y la necesidad, más que nada, los
hace tomar cualquier trabajo que les den, incluso mirando que es un lugar
horrendo”, refirió Cecilia Sánchez, madre de Pedro Ramírez Sánchez.
A caballo, así trasladaron al
panteón el ataúd con el cuerpo de Pedro Ramírez Sánchez, uno de los siete
trabajadores que quedaron atrapados en la mina de carbón en Múzquiz, Coahuila
al mediodía del viernes pasado.
Familiares denuncian que ni
los dueños de la mina ni los gobiernos municipal, estatal o federal les han
ofrecido ayuda y mucho menos explicación de las causas del accidente.
“No quiero que esto se quede así porque el dueño del lugar hasta hoy no lo conocemos ni tampoco nos dan información, la justicia no nos dice nada, exigimos que de la cara el responsable de esa mina, que ya con anticipación se le había comunicado que esa mina estaba mal y no puso atención, le valió”, agregó Cecilia Sánchez, madre de Pedro Ramírez Sánchez.
Pedro, de 26 años de edad, se
encontraba trabajando con su primo Humberto Rodríguez, de 41 años, cuando el
agua de lluvia acumulada en un tajo aledaño a la mina entró por un boquete.
Humberto Rodríguez fue uno de
los mineros que denunció las precarias medidas de seguridad con las que
trabajaban esa mina de Múzquiz. En octubre de 2020, la organización civil
familia Pasta de Conchos documentó las irregularidades y junto con el centro
PROHD de Derechos Humanos le entregó un documento público con fotografías a
Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad.
Además de Pedro y Humberto,
los equipos de rescate han recuperado los cuerpos de Mauricio Cortez, que
estaba a una profundidad de más de 60 metros, en una zona completamente
inundada, y Gonzalo Alberto Cruz Marín, aún continúan atrapados tres
trabajadores más.
“Es un rescate muy peligroso
lo que están haciendo, porque no es que sacas agua y entras caminando, está
todo destruido”, enfatizó Cristina Auerbach, presidenta de Organización Familia
Pasta de Conchos, Coahuila.
Afuera de la mina, día y
noche, bajo una carpa y a casi 40 grados centígrados, sus familiares esperan
una buena noticia.