Felipe
León López
El
proceso electoral del 2020-2021 ya está aquí. Los partidos y sus potenciales
candidatos oficialmente pueden comenzar a trabajar para la conquista del voto
ciudadano, sin embargo, llevan varios meses trabajando y exponiéndose a medios
y redes sociales sin control alguno con el fin de ganarse las simpatías en
medio de la peor pandemia de nuestra historia y en la fase de mayor
incertidumbre por la crisis multifactorial derivada de ésta. Paradojas de la
democracia, cuando más recursos se requieren para atender esta emergencia
nacional más habrán de erogarse recursos para partidos y candidatos.
Oficialmente
este lunes arrancó "el más grande y complejo de nuestra historia", según
lo describió Lorenzo Córdova, presidente consejero del INE. Y sí, en términos
cuantitativos las elecciones del próximo año serían las más participativas: 96
millones de mexicanos empadronados; se renovará la Cámara de Diputados (500
legisladores); 15 gubernaturas y sus congresos locales; habrá 10 entidades que
usarán por primera vez el voto electrónico para los mexicanos en el exterior;
13 estados sólo renovarán congresos locales y estarán en juego mil 924
alcaldías, y en la CDMX por segunda ocasión se renovarán las 16 alcaldías y se
elegirán 160 concejales.
El
resultado de este proceso modificará el mapa político y la correlación de
fuerzas entre los distintos partidos y, además, será la antesala del 2022,
cuando se realice la primera consulta ciudadana de “Revocación de Mandato” del presidente
de la República, una oferta de alto riesgo para cualquier mandatario.
Las
elecciones en el peor momento, no sólo para el país sino también para los
partidos políticos. Hagamos un recuento de lo que viene ocurriendo y hacia
dónde podrían perfilarse los amarres y resultados electorales.
1.
El
pragmatismo de AMLO-MORENA en la alianza con el PRI en las cámaras y de facto
para las elecciones.
La unción de Dulce María Sauri Riancho como presidenta
de la Cámara de Diputados no es sólo un acuerdo coyuntural, sino que hay varios
mensajes detrás. En principio, porque PRI tiene aún poder de maniobra en 12
gubernaturas y el presidente AMLO ha tendido todos los puentes de conciliación
con ellos al grado de excelencia en su mayoría y le son indispensables para
evitar la consolidación de un bloque de mandatarios opositores. El segundo, sin
duda, es evitar que los priistas sean tentados a sumarse a una alianza con el
PAN-MC y lo que queda del PRD.
El que Alejandro “Alito” Moreno haya modificado los
estatutos para que el CEN del PRI controle todo no es sino la indicación de que
no dejará que los gobernadores ni sus candidatos se manden solos, por lo cual
no se dude de alianzas de facto o de candidaturas testimoniales para que pase
MORENA a ganar sin tantos problemas. La duda es: ¿A cambio de qué?
2.
El futuro
de MORENA con su relevo en la dirigencia: ¿partido-gobierno, partido radical de
izquierda o partido pragmático centro-derecha?
El partido en el poder y el que tiene amplias
posibilidades de seguir avanzando en el 2021 e incluso proyectarse más allá del
actual sexenio, pese a la crisis, tiene que decidir qué tipo de partido desea
ser, puesto que cada uno de los autopostulados hasta ahora representan
proyectos distintos de la organización política fundada por Andrés Manuel.
La disputa por la dirigencia de MORENA ha dejado al
descubierto las serías diferencias entre las distintas corrientes, lo cual es
efecto de la mudanza que hicieron las tribus del otrora PRD a su nuevo partido,
pero que, además, deben compartir ahora con cuadros que no vienen ni de la
izquierda ni cuentan con bases sociales. En el actual mapa de gobernadores
morenistas sólo Sheinbaum viene de la izquierda, los demás mandatarios y quizá
los que lleguen próximamente tampoco tengan ese origen. ¿Seguirán así las cosas
o por fin habrá proyecto de partido?
3.
Sin México
Libre y sin Redes Sociales Progresistas habrá que ajustar las alianzas y los
acuerdos.
Sin entrar en la discusión de que si es legal o no la
negativa del registro al partido del ex presidente Felipe Calderón y su esposa
Margarita Zavala, hay que observar que el partido que más se beneficia por esta
decisión del INE es el PAN si quiere reunificar a sus anteriores
correligionarios. Pero, cuidado, si al hacerlo quieren supeditarse al liderazgo
calderonista estarían cometiendo un error, dado el desgaste mediático y el
bombardeo de juicios que les llegan por todas partes.
El caso del partido de Elba Esther Gordillo es menos
complicado, pero tendría que sopesar si sus últimos aliados en MORENA quieran
negociar con ellos candidaturas en todos los lugares donde el poder del
magisterio gordillista tiene presencia, que no son pocos. La ausencia de un
líder con capacidad de negociación podría colocar a esta fuerza electoral en
otro carril. ¿Ya leyeron este efecto los interesados?
4.
El PAN y
MC únicos con capacidad para agrupar un frente opositor.
Las condiciones para un frente opositor en el 2021 son
difíciles, pero no imposibles y hay actores que juegan a que se construya lo
más pronto posible. La ausencia de la oposición es más evidente y no porque
estén “moralmente derrotados” sino porque cada actor e institución política
representa ideología diferente con la que no se quiere caminar junto. Por ello,
hasta ahora, los únicos partidos opositores que podrían jugar algo relevante en
ese bloque son Acción Nacional y Movimiento Ciudadano, para lo cual deben
actuar con razón y “reservarse el derecho de admisión”, pues de lo contrario,
se pueden colar personajes o movimientos que les resten en lugar de sumarles, o
peor todavía, que generen repudio social inmediato.
5.
La pandemia
también jugará en la elección del 2021.
¿Cómo actuaron los partidos, sus legisladores,
alcaldes, gobernadores y funcionarios federales previo y durante la pandemia y
en la reactivación económica? Parece una pregunta muy ligera pero no es así,
dado que existen estudios que demuestran que hubo cambios en la calificación a
sus autoridades y con efectos directos a las preferencias partidistas.
Durante la pandemia se han registrado nuevos
liderazgos locales, regionales y estatales, que antes estaban agazapados o
inexistentes, los cuales están tomando revuelo. Producto de esta circunstancia
estarán presentes y algunos de ellos más cercanos a la ciudadanía que a los
partidos o posiciones a las que podrían aliarse en el corto plazo. ¿Quiénes
son? No vamos a dar nombres, ni posiciones partidistas, pero, usted amable
lector, desde su observatorio personal podría identificarlos, pues jugaron
papel importante para atender las necesidades de la población en riesgo o
afectada.
El
2021 ya está aquí. Los factores enlistados anteriormente podrán alterar las
cuentas alegres o los escenarios catastróficos que comienzan a circular. Por lo
pronto, no nos queda sino quedar atentos a que se vayan acomodando para tener
posibilidades de proyectar algún resultado factible.
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