José Luis Camacho Acevedo.
La tragedia que viven varias entidades de nuestro país que tienen costas en el océano Pacífico a causa de la furia del huracán Otis, que se dramatizó por la forma en que azotó al puerto de Acapulco, ha ocasionado incontables cuestionamientos sobre la eficacia y capacidad de los tres niveles de gobierno para atender contingencias de este nivel.
Uno de los cuestionamientos de la sociedad nacional queinmediato llenó las redes sociales fue las razones por las que el actual gobierno desapareció el FONDEN.
El desastre que hay en Acapulco es una figura icónica de la desgracia propiciada en muchas ocasiones por las omisiones de las autoridades.
Al momento de redactar las presentes notas, la información de sobre las dimensiones de la tragedia llega a cuenta gotas.
Acapulco es el emblema de la desgracia. Pero hay otras regiones duramente afectadas por la furia del fenómeno meteorológico.
Y sabemos apenas un poco de cuál es su condición de damnificados.
Existieron advertencias sobre las dimensiones que tendría el impcto en tierra de Otis.
Infobae dice:
“Otis rompió todos los pronósticos: el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) preveía el lunes 23 de octubre que no evolucionará siquiera a huracán categoría 1 y que impactara en Guerrero sólo como tormenta tropical entre miércoles y jueves.
Otis ya pasó a la historia como el huracán que más fuerte ha golpeado en territorio mexicano.
De acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, no se tiene reporte de personas muertas o desaparecidas, pero aún es muy pronto para contabilizar los daños materiales tanto en casas, como en infraestructura pública y privada.”
Avisados desde el lunes de lo que vendría con Otis, las autoridades, federales, estatales y municipales en Acapulco, no evidenciaron que se preparaban para lo que se anunciaba como un huracán que produciría un gran impacto.
Y ya ocurrida la desgracia, la sociedad recordó la forma tardía y llena de pasmo con la se actuó en el sismo de 1985.
El ex mandatario Miguel de la Madrid fue muy criticado por su lenta reacción ante el sismo que en 1985 azotó la Ciudad de México.
¿Ocurrió algo parecido con las previsiones que no tomaron los tres niveles de gobierno?
Otis es un fenómeno completamente atípico. El cambio climático está ocurriendo en los océanos. El crecimiento de Otis de Tormenta a Huracán nivel 5, fue un comportamiento completamente impredecible.
Lo cierto es que lo que ahora se espera es la acción gubernamental para la reconstrucción de los lugares afectados.
Acapulco, víctima inocente de la tragedia, tardará varios años en volver a ser el mismo.
Ahora sí, en la reconstrucción que esperamos sea eficiente y sin barruntos de corrupción ¡que Dios nos coja confesados!