La realidad actual de la impartición de justicia y solución de conflictos ha obligado a buscar un cambio de paradigma y con ello tratar de hacer realidad el objetivo fundamental de que sea pronta, eficaz y expedita.
Todos los tribunales del país —sean de carácter federal o local— se encuentran abarrotados de juicios en trámite, ahora de manera agravada por sus cierres prolongados durante la pandemia.
Si se hiciera una agrupación de los conflictos jurisdiccionales —de todas las especialidades y sin importar su carácter federal o estatal— encontraremos que el 40% de ellos son de índole familiar y un 30% de carácter civil. El 30% restante, son todos los demás juicios de diversas materias. Lo anterior implica que la impartición de justicia en el país se encuentra congestionada por conflictos entre familiares, examigos, vecinos y exsocios.
Ante esta realidad, resulta indispensable modificar la enseñanza y aprendizaje del derecho, así como las diversas formas de gestionar y resolver los conflictos.
La Constitución ya establece —en su artículo 17— la conveniencia de utilizar mecanismos alternativos para resolver controversias y la obligación de las autoridades de privilegiar la solución de los conflictos sobre los formalismos procedimentales, siempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el debido proceso u otros derechos.
Dentro de este contexto, la Fundación UNAM y la Facultad de Derecho llevaron a cabo el conversatorio Acceso a la justicia y mediación como un esfuerzo de colaboración conjunta entre ambas instituciones.
El conversatorio propició un diálogo muy interesante, moderado por don Dionisio Meade, presidente del Consejo Directivo de Fundación UNAM, con las opiniones de los expertos Othón Pérez Fernández Del Castillo, Ana Martha Alvarado Riquelme y Carlos Correa Rojo.
El doctor Pérez Fernández destacó la trascendencia y conveniencia de acudir a la mediación, porque en este proceso nadie pierde; la comunicación es constante y en ello no se analiza la culpabilidad, porque no se buscan culpables, sino soluciones.
En su oportunidad la maestra Ana Martha Alvarado Riquelme, directora general del Centro de Justicia Alternativa de la Ciudad de México, mencionó la necesidad de cambiar la percepción que se tiene de la relación entre la justicia alternativa y la impartición de justicia tradicional formal, pues ambas van de la mano.
Egresada de la primera generación de la especialización en Mediación y medios alternativos de solución de conflictos, impartida en el Posgrado de la Facultad de Derecho, Alvarado Riquelme destacó que la mediación es un medio de acceso a la justicia efectivo y cercano a los grupos sociales menos favorecidos; y que tiene como características: la voluntariedad, confidencialidad, imparcialidad, neutralidad, economía, buena fe y flexibilidad de sus procesos.
Por su parte, el doctor Carlos Correa, catedrático distinguido y notario público, celebró y reconoció la labor llevada a cabo por la Facultad de Derecho al crear desde hace varios años dicha especialización —de la cual es también egresado— e invitó a los jóvenes estudiantes a reconocer las bondades de la mediación para evitar los conflictos familiares y reconstruir el tejido social.
Las instituciones educativas deben contribuir a crear una nueva cultura de paz, en la que se incorpore la formación de abogados con espíritu negociador, mediador y conciliador en el ejercicio del derecho. Hoy más que nunca no sólo necesario, sino hasta imprescindible.
Como Corolario, la frase del doctor Othón Pérez Fernández del Castillo: “Prevenir, manejar, transformar y solucionar el conflicto: La labor del mediador”.