El nuevo proyecto profesional de Ariana Grande le ha llevado a alejarse temporalmente de la música para regresar a la televisión el medio que la convirtió en una estrella gracias a la serie Victorious y ejercer como coach en el popular programa The Voice, en el que los concursantes deben convencer al jurado en una audición a ciegas antes de entrar a formar parte de la competición.
La cantante se ha convertido en la estrella mejor pagada de la historia del formato, gracias a un salario que rondaría los 25 millones de dólares, pero ni esa suma tan alta ha conseguido que ella se ciña a las cláusulas estipuladas en el contrato que firmó con la cadena NBC.
Ariana no ha sido capaz de mantener una relación estrictamente profesional con los integrantes de su equipo y se ha "obsesionado" con ellos hasta el punto de enviarles regalos a sus hoteles.
"Son increíbles y muy amables. Los adoro. Hablo con ellos constantemente. He roto todas las normas que hay en mi contrato. Les mando mensajes privados por Instagram", aceptó Grande.