Durante muchos sexenios la política exterior mexicana ha referido a la Doctrina del
prestigiado canciller Genaro Estrada como su eje de acción, fincado en los principios
de no intervención y libre autodeterminación de los pueblos. Tanto, que así está
establecido en nuestra Constitución Política, en su Artículo 89 fracción X referente a
las facultades del presidente de la República:
“Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar,
denunciar, suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones
interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado”.
Y más específicamente dicta que: “En la conducción de tal política, el titular del Poder
Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los
pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la
amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de
los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y
promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad
internacionales”.
Sin embargo, estos principios también han servido para justificar una política exterior
de simulación, pues ha sido claro que los reacomodos geopolíticos desde la Segunda
Guerra Mundial obligaron a México a tomar posiciones, aunque haya sido un actor no
alineado, como se pretendió en su momento. Intervenir implica más allá de lo militar,
sino en reconocer y desconocer a un gobierno y, también, entrometerse en sus
asuntos públicos como calificar o descalificar a un candidato, promover a alguien en
sus elecciones o incidir en su vida interna con financiamiento ilegal.
La participación de México en los conflictos internacionales ha sido discreta, pero
también ha tenido momentos de gloria como la declaración del guerra al eje fascista,
en el desconocimiento al régimen franquista y otras dictaduras, en el reconocimiento
a las revoluciones de China, Cuba, Nicaragua y brindar asilo político a los ciudadanos
de otros países víctimas de golpes de Estado como los ocurridos en Bolivia, Argentina,
Chile. La participación como mediador en conflictos bélicos de Colombia, Guatemala o
El Salvador han tenido el reconocimiento de la comunidad mundial.
2
Y aunque se olvida, la defensa que hiciera el gobierno de Vicente Fox al extinto
presidente de Venezuela, Hugo Chávez, apelando a la Carta Democrática
Interamericana revertió un golpe de Estado en el 2002.
A la llegada del presidente de Andrés Manuel López Obrador la línea original de su
política exterior fue la del respeto a la Doctrina Estrada de no intervención. Y parecía
que así se conduciría, dado que el Canciller Marcelo Ebrard primero estuvo más
ocupado en asuntos internos supliendo funciones de la debilitada titular de
Gobernación, y luego, como es evidente, entretenido en su pre candidatura
presidencial. Es decir, su pasividad y poco interés en colocar a México en una
estratégica geopolítica de la región y de occidente provocó que flaqueara la agenda
internacional.
Pero ojo, esta tibia política exterior de la 4T fue ocupada ya por el presidente de la
República quien, sin cuidado, ha abierto frentes geopolíticos y puesto en entredicho su
palabra ante el mundo, como lo fue la relación dócil con el gobierno de Donald Trump
y la aceptación de acuerdos migratorios impuestos por el polémico ex presidente.
En contraste, con Joe Biden ha sido de confrontación, crítica y reclamos, tanto por los
temas laborales y energéticos en el T-MEC, como el apoyo a Ucrania. Y aunque ha
tratado de ser mesurado, la línea de endurecimiento de los Estados Unidos por el
tráfico de fentanilo proveniente de México, ha abierto la confrontación con los
políticos estadounidenses y ha llamado a los mexicoamericanos a no votar por
candidatos republicanos, en una abierta intromisión electoral que ya tiene
advertencias.
En otras circunstancias el presidente López Obrador ha dado espaldarazos públicos a
los candidatos izquierdistas presidenciales de Bolivia, Argentina, Brasil, Colombia y
Honduras, lo que ha desatado reclamos diplomáticos y de líderes políticos de derecha
e izquierda de estos países. En resumen, atendiendo la línea ideológica o las
coincidencias de pensamiento, la nueva doctrina parece ser la de sí intervención.
Claro, habrá de esperar las reacciones de los dirigentes de otros países cuando llegado
el momento comiencen a opinar de las candidaturas, las elecciones y a quién
deberíamos los mexicanos brindar nuestro voto. Esta circunstancia de que los
extranjeros opinen sobre México no nos gusta tanto (y nos tenemos que aguantar,
porque la reforma al Artículo 33 ya permite que extranjeros no sólo opinen, actúen y
hasta nos ofendan en nuestro propio territorio, sino que funcionarios federales y
dirigencias políticas ya ocupan carteras de relevancia).
La reforma al artículo 89 que incorporó los principios de la Doctrina Estrada fue en
1988, por lo que es conveniente su revisión y actualización dadas las recientes
actuaciones del primer mandatario, pues entonces estaría entrando en claras
violaciones a dicho precepto.
3
O en su caso, este gran tema será otra tarea más para que el próximo gobierno la
atienda y componga, pues México, no sólo es un país líder de América Latina, sino un
factor de estabilidad y pacificación, no puede mantener este clima de confrontación
ideológica con todos los gobiernos que piensan y operan distinto al que le guste al
presidente mexicano en turno.
+ El EDOMEX define el destape a la corcholata oficial… Si la cargada de
operadores político-electorales de la Ciudad de México logran afianzar el predominio
amplio en los municipios conurbados de la CDMX (el ex corredor azul del norte y el ex
corredor amarillo de la zona oriente), Claudia Sheinbaum tiene asegurada la
candidatura presidencial por MORENA y salvo una circunstancia extraordinaria
podría desbancarla. Por ahora, va en ruta segura.
+ PVEM y PT, cuál pesa más… La probable derrota del senador Guadiana en
Coahuila, además de estar bajo la sospecha de una concertacesión para darle vida
artificial al PRI, es un ejercicio de interés de la 4T porque muestra realmente el peso
que cada aliado suyo tiene en el mapa electoral nacional y con ello saber de quién
deshacerse y no cargarlo en el lomo como una rémora que les da
sobrerrepresentación. Para el PT, el ejercicio de irse por su lado es positivo (así dejen
sólo a Mejía Berdeja) porque demuestra que si tienen un candidato atractivo podrían
salvar el registro y tener diputados locales y federales por sí mismo y no depender de
la línea morenista. El desconocimiento a la candidatura de Mejía, autonombrado “El
Tigre”, pesará negativamente en su contra. El PVEM, como buen mercader, tiene todo
para ganar, hasta perdiendo.
+ Campaña contra Ernestina Godoy… Videos, escándalos, denuncias, fiestas,
acusaciones en su contra. Nada es circunstancial, después de aprobada la “Ley Godoy”
hay una andanada contra la Fiscal de la CDMX. ¿Será el Cártel Inmobiliario? ¿Serán las
redes criminales de cuello blanco desarticuladas en los últimos meses? ¿Será que los
enemigos están adentro de la propia Fiscalía y cada mala actuación de éstos
deliberadamente termina pegándole a Ernestina?
Contacto: feleon_2000@yahoo.com