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Adiós a la Doctrina Estrada, bienvenida la Doctrina AMLO

por Felipe León López
31-05-2023

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Durante muchos sexenios la política exterior mexicana ha referido a la Doctrina del

prestigiado canciller Genaro Estrada como su eje de acción, fincado en los principios

de no intervención y libre autodeterminación de los pueblos. Tanto, que así está

establecido en nuestra Constitución Política, en su Artículo 89 fracción X referente a

las facultades del presidente de la República:

“Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar,

denunciar, suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones

interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado”.

Y más específicamente dicta que: “En la conducción de tal política, el titular del Poder

Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los

pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la

amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de

los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y

promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad

internacionales”.

Sin embargo, estos principios también han servido para justificar una política exterior

de simulación, pues ha sido claro que los reacomodos geopolíticos desde la Segunda

Guerra Mundial obligaron a México a tomar posiciones, aunque haya sido un actor no

alineado, como se pretendió en su momento. Intervenir implica más allá de lo militar,

sino en reconocer y desconocer a un gobierno y, también, entrometerse en sus

asuntos públicos como calificar o descalificar a un candidato, promover a alguien en

sus elecciones o incidir en su vida interna con financiamiento ilegal.

La participación de México en los conflictos internacionales ha sido discreta, pero

también ha tenido momentos de gloria como la declaración del guerra al eje fascista,

en el desconocimiento al régimen franquista y otras dictaduras, en el reconocimiento

a las revoluciones de China, Cuba, Nicaragua y brindar asilo político a los ciudadanos

de otros países víctimas de golpes de Estado como los ocurridos en Bolivia, Argentina,

Chile. La participación como mediador en conflictos bélicos de Colombia, Guatemala o

El Salvador han tenido el reconocimiento de la comunidad mundial.


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Y aunque se olvida, la defensa que hiciera el gobierno de Vicente Fox al extinto

presidente de Venezuela, Hugo Chávez, apelando a la Carta Democrática

Interamericana revertió un golpe de Estado en el 2002.

A la llegada del presidente de Andrés Manuel López Obrador la línea original de su

política exterior fue la del respeto a la Doctrina Estrada de no intervención. Y parecía

que así se conduciría, dado que el Canciller Marcelo Ebrard primero estuvo más

ocupado en asuntos internos supliendo funciones de la debilitada titular de

Gobernación, y luego, como es evidente, entretenido en su pre candidatura

presidencial. Es decir, su pasividad y poco interés en colocar a México en una

estratégica geopolítica de la región y de occidente provocó que flaqueara la agenda

internacional.

Pero ojo, esta tibia política exterior de la 4T fue ocupada ya por el presidente de la

República quien, sin cuidado, ha abierto frentes geopolíticos y puesto en entredicho su

palabra ante el mundo, como lo fue la relación dócil con el gobierno de Donald Trump

y la aceptación de acuerdos migratorios impuestos por el polémico ex presidente.

En contraste, con Joe Biden ha sido de confrontación, crítica y reclamos, tanto por los

temas laborales y energéticos en el T-MEC, como el apoyo a Ucrania. Y aunque ha

tratado de ser mesurado, la línea de endurecimiento de los Estados Unidos por el

tráfico de fentanilo proveniente de México, ha abierto la confrontación con los

políticos estadounidenses y ha llamado a los mexicoamericanos a no votar por

candidatos republicanos, en una abierta intromisión electoral que ya tiene

advertencias.

En otras circunstancias el presidente López Obrador ha dado espaldarazos públicos a

los candidatos izquierdistas presidenciales de Bolivia, Argentina, Brasil, Colombia y

Honduras, lo que ha desatado reclamos diplomáticos y de líderes políticos de derecha

e izquierda de estos países. En resumen, atendiendo la línea ideológica o las

coincidencias de pensamiento, la nueva doctrina parece ser la de sí intervención.

Claro, habrá de esperar las reacciones de los dirigentes de otros países cuando llegado

el momento comiencen a opinar de las candidaturas, las elecciones y a quién

deberíamos los mexicanos brindar nuestro voto. Esta circunstancia de que los

extranjeros opinen sobre México no nos gusta tanto (y nos tenemos que aguantar,

porque la reforma al Artículo 33 ya permite que extranjeros no sólo opinen, actúen y

hasta nos ofendan en nuestro propio territorio, sino que funcionarios federales y

dirigencias políticas ya ocupan carteras de relevancia).

La reforma al artículo 89 que incorporó los principios de la Doctrina Estrada fue en

1988, por lo que es conveniente su revisión y actualización dadas las recientes

actuaciones del primer mandatario, pues entonces estaría entrando en claras

violaciones a dicho precepto.


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O en su caso, este gran tema será otra tarea más para que el próximo gobierno la

atienda y componga, pues México, no sólo es un país líder de América Latina, sino un

factor de estabilidad y pacificación, no puede mantener este clima de confrontación

ideológica con todos los gobiernos que piensan y operan distinto al que le guste al

presidente mexicano en turno.


+ El EDOMEX define el destape a la corcholata oficial… Si la cargada de

operadores político-electorales de la Ciudad de México logran afianzar el predominio

amplio en los municipios conurbados de la CDMX (el ex corredor azul del norte y el ex

corredor amarillo de la zona oriente), Claudia Sheinbaum tiene asegurada la

candidatura presidencial por MORENA y salvo una circunstancia extraordinaria

podría desbancarla. Por ahora, va en ruta segura.

+ PVEM y PT, cuál pesa más… La probable derrota del senador Guadiana en

Coahuila, además de estar bajo la sospecha de una concertacesión para darle vida

artificial al PRI, es un ejercicio de interés de la 4T porque muestra realmente el peso

que cada aliado suyo tiene en el mapa electoral nacional y con ello saber de quién

deshacerse y no cargarlo en el lomo como una rémora que les da

sobrerrepresentación. Para el PT, el ejercicio de irse por su lado es positivo (así dejen

sólo a Mejía Berdeja) porque demuestra que si tienen un candidato atractivo podrían

salvar el registro y tener diputados locales y federales por sí mismo y no depender de

la línea morenista. El desconocimiento a la candidatura de Mejía, autonombrado “El

Tigre”, pesará negativamente en su contra. El PVEM, como buen mercader, tiene todo

para ganar, hasta perdiendo.

+ Campaña contra Ernestina Godoy… Videos, escándalos, denuncias, fiestas,

acusaciones en su contra. Nada es circunstancial, después de aprobada la “Ley Godoy”

hay una andanada contra la Fiscal de la CDMX. ¿Será el Cártel Inmobiliario? ¿Serán las

redes criminales de cuello blanco desarticuladas en los últimos meses? ¿Será que los

enemigos están adentro de la propia Fiscalía y cada mala actuación de éstos

deliberadamente termina pegándole a Ernestina?

Contacto: feleon_2000@yahoo.com