A unos cuantos días de que terminen las
campañas electorales, los dos partidos más añejos y dominantes durante décadas
en vida política del Estado seguirán recluidos en terapia intensiva y con un
futuro cargado de incertidumbre y preocupación.
La inmensa mayoría de las
encuestas predicen que tanto el PRI como el PAN no rebasaran el 10 % de la
votación total cada uno de ellos. Esos
datos son más evidentes en las elecciones de los municipios metropolitanos de
Guadalajara donde se concentran los estudios demoscópicos.
Revisando las proyecciones del
PRI en Guadalajara y Zapopan, su intención de voto ronda entre el 6 y 7%, muy
bajo, pero ese parece ser el veredicto de la ciudadanía. El señalado
“Partidazo” ha quedado reducido a su mínima expresión. Será necesario investigar
académicamente que causales llevaron al “invencible partido de la Revolución
Mexicana”, luchas por su sobrevivencia. Serán varios los actores que serán
llamados a cuentas, cuando menos en la memoria histórica y pública, por su
contribución al desastre del tricolor.
Por su parte el PAN anda en
las mismas, quizás un uno o dos puntos más que el PRI, principalmente en
Zapopan. La llamada “ola azul” solo es un viejo recuerdo de fines del siglo 20.
Sus proclamas a favor del cambio, de venderse como la alternativa ciudadana y
honesta, se agotaron. Al final sus sucesivos gobiernos estatales y municipales
resultaron no solo con las mismas, sino que inclusive innovadoras mañas y defectos.
La ciudadanía no les perdona la contradicción entre sus discursos y su manera
de gobernar.
Las ganas no alcanzaron
Hizo sus mejores esfuerzos,
trató de vender un rostro amable y juvenil, ofreció interesantes propuestas,
pero al final la candidata del PRI a la presidencia municipal de Guadalajara no
levantó en las preferencias ciudadanas. Inclusive para muchos analistas y en la
percepción de los observadores de los dos más importantes debates en los que
participó, Sofía García Mosqueda fue no solo la revelación, sino la ganadora de
los debates por su frescura, claridad y buen manejo de sus propuestas. Sin
embargo, todo apunta a que cargará con el pago de las cuentas pendientes de la
sociedad con el PRI.
Sofía recién apareció en la
política estatal hace 3 años, cuando su gran amigo y compañero estudiantil, Aristóteles
Sandoval, la catapultó a la diputación plurinominal donde cumplió con su papel
de legisladora, pero se benefició de las deserciones y falta de interés por la
candidatura de personajes de mayor trayectoria y peso político.
La candidata del PRI a
Guadalajara se irá con el resultado negativo, pero con la certeza de que hizo
lo que pudo. Por haber sido parte importante del círculo político de
Aristóteles, la ausencia del exgobernador la privó de contactos, recursos y del
propio proselitismo que pudo haber hecho a favor de Sofía y quizás esas
circunstancias le hubieran permitido que sus preferencias electorales rondaran por
los 10 puntos, pero no más que eso.
Muy posiblemente la veamos
como regidora de Guadalajara y cumpla un interesante papel. Posiblemente busque
seguir en la política y aspire dentro de 3 años a una diputación local. La
realidad es que a Sofia le tocó “bailar con el más feo” y esa fue su realidad.
Segundas historias
Así como dice el refrán,” las segundas
partes nunca fueron buenas”, el desenlace de la candidatura de Fernando Garza
como aspirante a la presidencia municipal de Guadalajara va a ser un desastre.
A diferencia de su hermano de penas y tragedias, el PRI que buscó rostros
nuevos para sus candidaturas, los dirigentes del PAN apostaron por la política
de reciclar candidatos, para desgracia de la tribuna blanquiazul, muchos de
ellos cartuchos ya quemados.
Fernando Garza, fiel
representante de los políticos que se niegan a retirarse a su casa, se ha
metido en una aventura que lo marcará para siempre y con el peso de una
estrepitosa derrota para él y para el PAN.
Fernando Garza, un potosino
avecindado por estas tierras encargadas a la diosa Minerva, fue presidente
municipal en los lejanos años de 2001 a 2003, por lo que sí alguien esperaba
que eso jugara a favor de Garza cometió un grave error de primaria.
En 20 años han pasado muchas
cosas en Guadalajara, arribaron nuevas generaciones de votantes que el pasado
de Garza no les dice nada, pero también los que se pudieran acordar,
posiblemente no sea de la mejor manera.
Garza desentona frente al
resto de los candidatos. La edad, el mensaje corporal, las ideas ancladas en el
pasado son referentes que la gente contrasta con otros candidatos y candidatas.
Por eso no motivó a los electores y puede
llevar al PAN a obtener el cuarto o quinto lugar de la contienda.
En el colmo, tomó decisiones
que lastimaron al panismo duro o tradicional de Guadalajara. En un hecho
inédito para los panistas tapatíos de hueso colorado colocó como candidatos a
regidores en su planilla a dos recién fugados priistas, los también en tiempos
muy pasados ex regidores del tricolor como son Ana Estela Duran y Carlos
Briseño. Pocos votos le aportarán, en comparación a los votos y liderazgos
perdidos que esa decisión le ocasionó.
En fin, PRI y PAN en historias paralelas.