A pesar de que SPIN Taller de Comunicación Política jura que “el diálogo circular” que se realiza desde el 3 de diciembre de 2018, en Palacio Nacional de lunes a viernes, o en la ciudad donde se encuentre de gira el presidente, padece un “desplome de audiencia” porque “sólo lo ve 1%”, está en marcha una campaña mediática, particularmente en redes sociales, para que no se transmita ni un día más.
Nada perdidos están los promotores, por lo general los de siempre en los últimos 52 meses, pues saben que el principal instrumento de comunicación política para que el presidente Andrés Manuel dicte la agenda política son las populares mañaneras, mismas que según la dramaturga y analista Sabina Berman (Largo Aliento, Canal 14.1, los jueves a las 21 horas) las audiencias están formadas por más de 15 millones de personas.
Y por si no fuera suficiente, las mañaneras también son un espacio para la denuncia ciudadana, un instrumento para que López Obrador gire instrucciones a sus colaboradores e incluso para hacer señalamientos y sugerencias “con todo respeto” a las dirigencias de los poderes Legislativo y Judicial, gobernadores y las cabezas de los llamados órganos autónomos.
De acuerdo con el director de SPIN, Luis Estrada, las conferencias matutinas son vistas por menos del 1% de los seguidores del mandatario en Facebook, a pesar de que cuenta con una página oficial que tiene 10 millones de seguidores. Añado, y 9.3 millones de seguidores en Twitter.
La seriedad de Estrada lo lleva a afirmar que "Menos del 5% de los seguidores del presidente ven estas conferencias, y el promedio de vistas del mes pasado fue de apenas 100 000, lo que representa menos del 1%". El señor estaba indispuesto para sacar un promedio, pero harto dispuesto para reducirla a “un lugar donde se desacredita y se ataca a la oposición, a los medios de comunicación y a los periodistas”. ¡Qué afán de confundir a los trabajadores de los medios con la élite de la (des)información y el comentario subvencionados! Con los Azcárraga, Salinas, Junco, Ealy, Vázquez…
Pero es Denise Dresser, la doctora de la sonrisa como si anunciara Colgate en Televisa, no se anda por las ramas: “Se asemejan demasiado a robespierianos cortando cabezas, estalinistas asesinando disidentes, nazis persiguiendo judíos, inquisidores torturando a paganos, y hombres quemando mujeres en la plaza pública. Todo en nombre de un líder, un dios, una revolución, un partido, una ideología, o una ‘Cuarta Transformación’”. Y como corolario de la parrafada que describe nítidamente a sus camaradas Francisco Martín Moreno y el Bloque de Negro, propone acabar con las mañaneras para que la “polarización” desaparezca. El doctorado no le alcanzó para asimilar que donde predomina la desigualdad social más que centenaria no florece la distensión.
El “tú te callas, sólo hablo yo” fue descrito sin desperdicio por el directamente afectado al explicar a su “desplomada” audiencia –que ya quisieran tener los comentócratas que cada vez son menos escuchados y con baja credibilidad–: “Están muy nerviosos los adversarios. ¿No ven también que ya quieren que no haya mañaneras? Es un nivel de intolerancia que muestra con claridad el autoritarismo de los conservadores y sus voceros, nada más quieren hablar ellos. Imagínense que nos quedáramos sólo esperando las noticias de la televisión, de la radio, los comentaristas de radio, de televisión, los columnistas de los periódicos. Llena de desesperación (la oposición), como no les funcionan sus estrategias, muy perversas, por cierto, inmorales, pues ahora se van por lo más directo y descarado, ¿no? Que desaparezca la mañanera”.
Acuse de recibo
“Del maestro Ricardo Bravo Anguiano: “Eduardo. Gracias por tu referencia a la presentación de mi novela en el GMC (La casa de las golondrinas, Yo Publico, Ciudad de México, 2021, 438 páginas. ricardo.bravo.anguiano@gmail.