El presidente Andrés Manuel López Obrador obtuvo carro completo en las elecciones
de 2018, al ganar con más de 30 millones de votos y la gran mayoría en el
Congreso Federal, en alianza con sus partidos aliados. Por ello para el primer
mandatario resultaba sencillo impulsar todas las iniciativas de reformas de ley
que necesitaba para abrir paso para la llamada Cuarta Transformación, sin tener
recurrir a pactos antinatura y maliciosos como lo fue el Pacto por México, una
alianza entre el PRI, PAN y PRD para aprobar las iniciativas preferentes del
gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto. Sin embargo, especialistas en el
tema y opinologos señalaban que, al existir una oposición tan débil y
devastada, el único contrapeso del presidente López Obrado sería el tercer
poder, es decir: el Judicial.
Y es así como algunas de sus iniciativas o decisiones se han tratado
-sin mucho éxito- de paralizar, mediante amparos, denuncias y controversias
judiciales, no obstante, en dos o tres ocasiones, finalmente la Suprema Corte
de Justicia de la Nación ha fallado a favor del gobierno federal.
La última controversia al respecto se da después de que el presidente López Obrador solicitará una investigación al juez Juan Gómez Fierro, quien otorgó una suspensión provisional contra la Reforma Eléctrica, luego de una solicitud de amparo, tramitado por la empresa Eoliatec del Pacífico para frenar la aplicación de los cambios a la Ley de la Industria Eléctrica. En este sentido, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, afirmó que los “jueces federales del país actúan con independencia y autonomía”, y sus fallos deben ser respetados.
Para algunos expertos en la materia de Derecho esta solicitud es
intimidatoria y va contra la autonomía del Poder Judicial e incluso van más
allá al señalar que el Ejecutivo federal atentó contra la división de poderes
al pedir que se revise la actuación del juez Gómez Fierro, al mismo tiempo que
urgieron al Poder Judicial salir en defensa de su autonomía. El periodista y
académico, Ricardo Raphael, escribió en su columna de opinión para Milenio que
“a partir de ahora será difícil evitar el choque entre el Ejecutivo y la
inmensa mayoría de los operadores del derecho”.
Y puntualizó que López Obrador “desea que un Poder Judicial que asuma
como propia su definición de interés nacional.
El Poder Judicial quiere un
presidente que respete la independencia de los jueces y la separación de
poderes. La contradicción de los objetivos es obvia y profetiza una batalla que
solo puede ser desastrosa”. ¿En verdad será así? O Ricardo Raphael es solo un
ave de mal agüero.