La clásica
estrategia de potencializar un problema percibido
y construido como tal por un segmento de la clase política y localizarlo en el
terreno opositor, hasta lograr que haga crisis, es la vía tomada por un grupo de 10
gobernadores constituidos en la Alianza Federalista, integrantes de MC, PAN,
PRI y PRD.
Es la estrategia de los partidos
adversarios al presidente Andrés Manuel López Obrador constituida por sus
actores políticos con poder político y presupuestal.
Con la advertencia de salir del pacto
federal, si no se atienden sus demandas, entre ellas dar marcha atrás a la
desaparición de 109 Fideicomisos —aprobada por las Cámaras de Senadores y
Diputados—, así como cambiar las acciones de combate al Covid19, la Alianza es
un mecanismo de posicionamiento de agenda en el contexto electoral hacia el
2021.
Si habría de respetarse la relación
entre los poderes, la Alianza prefirió no referirse a la legitimidad representativa
de los legisladores, incluidos los de sus propios partidos.
La declarada preocupación por la
disminución de recursos federales no supervisados, cuya gestión y abuso ha
caracterizado durante décadas a los gobiernos de los estados, está a juicio de
una sociedad que en la base del poder de esos gobernadores podría tener una
oportunidad para manifestarse en discrepancia con esos gobiernos…si se descuida
la Alianza y se moviliza Morena.
¿Están los representados de esos
gobernadores de acuerdo en desprenderse del pacto Federal? Ojalá que conozcamos
las encuestas o consultas de donde parte la idea. O simplemente es una
estrategia de la élite del grupo de esos gobernantes.
Necesitamos conocer la mecánica, si
no las razones, por las que cada vez recaudan
menos, y en ocasiones eliminan impuestos en épocas
electorales y apuestan a la aportación federal.
La zona de confort presupuestal ha
sido posible por los montos superavitarios en el precio de los hidrocarburos,
cuando recibieron nutridos recursos federales, y por ello algunos gobiernos
estatales quitaron el cobro de la tenencia automovilística.
Al subirse a la escena nacional, los
gobernadores conforme a su real o presunto espíritu democrático deberían hacer
públicos los hechos de mejora institucional, acciones de austeridad, economías
presupuestales o rendición de cuentas que les permitan argumentar a favor de
tener más dinero. Algunos pueden contribuir a explicarlo su relación con
intereses inmobiliarios globales y su pauta en la compra de espacio mediático.
La posición que utilizan los
mandatarios ignora olímpicamente la afectación económica y
sanitaria derivada del Covid 19 en todo el mundo y evita localizar a nuestro país
en el planeta junto con sus problemas. Tampoco refieren los endeudamientos
recibidos e incuestionados de sus antecesores, varios de los cuales son parte
de una generación de gobernadores que hoy se encuentra en la cárcel o es
perseguida por la justicia.
Ojalá veamos pronto a la Alianza
Federalista exhibiendo cuentas de su operación —gestión— administrativa y a la
sociedad que representan muy activa para reclamárselas.