Los tecnócratas del salinismo hecho gobierno y rumbo para desplegar el modelo económico que imperó durante 36 años, el capitalismo salvaje mejor conocido como neoliberalismo, fijaron como criterio rector importar todo lo que se vendía más barato en el exterior y que en México resultaba más caro producirlo. “Vivimos en un mundo globalizado”, aducían.
Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda de Carlos Salinas (1988-94) fue el mejor exponente e impulsor de aquellas políticas que acentuaron como nunca la dependencia alimentaria, energética, petroquímica y en otros rubros de la economía nacional, mientras pasaba a formar parte del mundo de los negocios apuntalado desde el ámbito público y ahora es un empresario muy exitoso, archimillonario. Se trata del mismo brillante economista que formó parte del grupo compacto salinista y desde allí descubrió que “La pobreza en México es un mito genial”, cuando el país acumulaba 24 millones en pobreza extrema y 24 plutócratas formaban parte de la lista de Forbes, la de los más ricos del orbe.
El antecedente es para referir que cinco sexenios después México está en vías de recuperar la autosuficiencia energética, en particular petroquímica y más en específico en gasolinas y diésel.
Apenas el miércoles 10, “el presidente de todos los mexicanos” –como lo denomina Lord Molécula (Carlos Pozos Gama), con hilarante solemnidad en las mañaneras–, recibió un informe de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en el que le reportan la conquista de la autosuficiencia en frijol, que junto con el maíz y el chile hacen explicable la existencia milenaria de los que poblamos la nación mexicana.
Falta, por supuesto, entre otros, el maíz amarillo que en el caso mexicano no es destinado para el consumo humano, se utiliza como forraje. Y en el blanco sólo es dable por los apoyos “como nunca”, dice López Obrador, con el establecimiento de precios de garantía y la entrega de fertilizantes gratuitos a comuneros, ejidatarios y agricultores pequeños.
Lo que no resulta explicable es el incremento del precio de la tortilla que no sólo reconoció Obrador sino responsabilizó a Maseca –subsidiaria de Gruma– por el incremento en el precio en los últimos meses, ya que se trata del “actor preponderante” (monopolio sin eufemismo) en este mercado. El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield, indicó el día 15 que sin importar cómo se comportan los importes de la tonelada de maíz, Gruma “mantiene sus costos al alza y orilla a la mayoría de las tortillerías a elevar el precio del producto”. Y exigió a la “autónoma” Comisión Federal de Competencia Económica investigar estas actuaciones y proceder en consecuencia.
El mismo día, el Banco de México reportó que el valor de las compras de productos agroalimentarios de México a otros países fue de 21 198 millones de dólares (MDD) durante el primer semestre de 2022, el nivel más alto desde que hay registros. Lo anterior, evidencia el impacto del aumento internacional de precios en productos de consumo básico para las familias. Como resultado, el costo de las importaciones de alimentos agrícolas durante la primera mitad del año resultó 19.57% más alto que los 17 032 MDD de igual periodo de 2021. En ello jugó un papel importante el maíz amarillo, del que se importa el 73.2% de lo que se consume.
La seguridad y la soberanía alimentaria lograda en frijol y maíz blanco son de suma importancia y dos grandes pasos en la dirección correcta, pero de un largo camino por recorrer tras décadas de desmantelamiento neoliberal.