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Las mayores presiones en los precios de alimentos tienen altos costos sociales y pueden afectar las expectativas de inflación de las familias, advirtió un miembro de la Junta de Gobierno de Banco de México.
De acuerdo con lo descrito en las minutas de la reunión del 24 de marzo, la afectación en las expectativas de inflación de las familias “acelera la dinámica inflacionaria aún si el precio del resto de las mercancías se comporta mejor”.
En la relatoría de aquel encuentro, donde subieron la tasa en 50 puntos base por tercera ocasión consecutiva, otro miembro observó que en México los productos alimenticios tienen un mayor peso en la canasta de precios y servicios sobre la que se mide la inflación respecto del que tiene en otras economías avanzadas y algunas emergentes.
De manera que los aumentos en los precios de los alimentos a nivel global han generado un sesgo negativo en la inflación del país”.
Durante la discusión que llevó la tasa a 6.50%, un nivel no visto desde el 30 de marzo de 2017, uno de los miembros argumentó que “prácticamente la totalidad de los genéricos alimenticios está creciendo a tasas anuales superiores a 4% y alrededor de la mitad están registrando variaciones superiores a 10 por ciento. De hecho, el dato de inflación de marzo muestra que las mercancías alimenticias registraron una inflación anual de 10.08%, que es el nivel más alto desde enero del año 2000 y son el primer subcomponente de la inflación subyacente que alcanza un nivel de doble dígito desde agosto del 2003, de acuerdo con la directora de análisis económico en Banco Base, Gabriela Siller.
Expectativas arriba
De acuerdo con la mayoría de los miembros de la Junta, las expectativas de inflación de mediano plazo están en aumento y se acercan al rango superior del intervalo en el objetivo de Banco de México, que es 4 por ciento.
“Otro” añadió que estas expectativas se encuentran tanto por encima de su promedio histórico como del promedio observado en otros episodios inflacionarios. “Uno” más consideró preocupante que desde agosto del año pasado las expectativas para los próximos cuatro años han mostrado una tendencia creciente. “Otro” comentó que “no hay que subestimar los riesgos en torno al proceso de formación” de expectativas de largo plazo.
Y “uno” advirtió que en los últimos meses estas expectativas (de largo plazo) ya se han comenzado a revisar al alza.
“La mayoría señaló que las expectativas extraídas por instrumentos de mercado también se han deteriorado”.
Se refieren a las expectativas medidas a través de la compensación por la inflación y riesgo inflacionario en bonos de diez años que alcanzaron un máximo histórico.