La Junta de Gobierno del Banco de México informó que espera para el cierre de este año, una inflación de 6.8% anual, una variación que de confirmarse, sería la más alta en 20 años.
Este pronóstico incorpora un nuevo incremento sobre su proyección de septiembre, cuando esperaban una fluctuación de 6.2 por ciento.
En las perspectivas de inflación que acompañaron a su séptimo anuncio monetario del año el banco central admitió que la trayectoria de los precios generales se ha visto afectada por presiones globales e internas
De acuerdo con su análisis, los choques que han incidido en la inflación “son principalmente transitorios”.
Se refieren en específico a los cuellos de botella en la producción, por los estímulos al gasto y su recomposición hacia mercancías, así como al incremento en los precios de alimentos y energéticos.
Sin embargo explicaron que “el horizonte en el que podrían afectar la inflación es incierto, y ha impactado a un amplio tipo de productos y su magnitud ha sido considerable”.
En el comunicado, donde anunciaron el cuarto aumento al hilo en la tasa, que quedó en 5%, expusieron que estas presiones hicieron “necesario seguir reforzando la postura monetaria”.
Resultado de estas proyecciones, cambiaron también su pronóstico para la inflación subyacente, que es la que incluye los precios de bienes y servicios que suelen ser menos volátiles por estacionalidad y están menos expuestos a decisiones administrativas. La que guarda 70% del consumo cotidiano de los hogares, como describió recientemente el Subgobernador Jonathan Heath.
Ahora, los miembros de la Junta de Gobierno anticiparon que la inflación subyacente terminará el año en 5.5%, una tasa que contrasta con el 5.3% que previeron en septiembre.
Expectativas lejos
En el anuncio monetario, señalaron que “las expectativas de inflación general y subyacente para 2021, los próximos 12 meses y 2022 volvieron a incrementarse”.
Subrayaron que las de largo plazo se han mantenido estables, pero en niveles superiores a la meta.
Economistas de BNP Paribas y Pantheon Macroeconomics confirmaron que sus expectativas están lejos de las que tiene el banco central. Concuerdan en estimar que la inflación promediará al cierre del año en 7%, más del doble del objetivo puntual de que es 3 por ciento.
La economista de BNP Paribas para México, Pamela Díaz Loubet, agregó que para el año próximo esperan una variación de 4.5 por ciento.
El economista senior de Pantheon Macroeconomics, Andrés Abadía, también estimó que llegará a 7% al cierre del año y matizó su pronóstico para el 2022 para dejarlo en 4 por ciento.
Coinciden en que estos pronósticos suponen que la recuperación económica seguirá débil y por ende la demanda, y que se irán restableciendo las cadenas de suministro que han presionado los precios de componentes.
Pero también está latente el riesgo de presión en precios de mercancías a partir de mayor volatilidad del tipo de cambio asociada al retiro de compras de activos de la Fed y que adelante el alza de la tasa en Estados Unidos.
Díaz Loubet reconoció que un aumento de tasas no limitará la inflación porque tal como recalcó la Junta de Gobierno, el origen principal de estas presiones es externo y en cambio sí podría haber cierto impacto de la normalización de tasas sobre la actividad económica.
Eduardo Suárez Mogollón, vicepresidente de análisis económico para América Latina de Scotiabank, destacó que la tendencia del Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) mostraba desde hace meses una contaminación por el alza de los precios de los energéticos. Es un indicador adelantado de la inflación, acotó.