Cuando de cascadas y de ruinas se trata, el estado de Yucatán se pinta solo. Y es que realmente no hay que indagar mucho, pues recientemente un grupo de arqueólogos encontró una cascada, literalmente hasta por debajo de las piedras y esto fue en la Iglesia de Santa Elena.
En el recinto, se dio el hallazgo de una caverna que se dirige a una cascada subterránea, que gracias al escurrimiento de agua y formó un fenómeno geológico que le da un tono rojizo y con apariencia de cristal a las paredes de la cueva, como si se tratara de un mural, debido a los minerales.
Con equipo especializado, el grupo de especialistas se adentraron en un hoyo de 34 metros de profundidad y 1.40 metros de diámetro y al seguir la ruta, llegaron a un manto acuífero de Yucatán, de acuerdo con lo que declararon a un medio de comunicación nacional.
Según el texto que publicó el Grupo Espeleológico Ajau en su página de Facebook, el sitio sería parte de un sistema hidráulico construido con la finalidad de drenar el agua pluvial.
“Al parecer, el sitio explorado fue parte de un sistema hidráulico subterráneo, construido para drenar el agua pluvial mediante la modificación del terreno natural, el cual fue excavado y adaptado por medio de un túnel que conduce el agua hasta la parte más profunda de la cavidad”, escribieron los arqueólogos y espeleólogos.
Sin embargo, encontraron una incógnita que hasta el momento no han podido resolver. Se trata de una escorrentía constante, que formaba parte de la cascada, pero esto no es muy normal, según su explicación.
“Llamó nuestra atención este evento, ya que las corrientes de agua con la velocidad de flujo observada no son comunes en la península, dado el relieve poco pronunciado de nuestro territorio, y siendo que no llovió al momento de nuestra incursión, ni en días anteriores”.
La estructura de la iglesia de Santa Elena, construida en 1779, no se encuentra en riesgo de colapso, a pesar de que se encuentra sobre la caverna, según Grupo Ajau, en información que recogió Televisa.