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Australia a estar cerca de eliminar el VIH

por Redacción
04-02-2022

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Los diagnósticos de VIH en Australia han caído a mínimos históricos y el país avista la eliminación de las transmisiones. Todo gracias al legado de la respuesta efectiva y temprana de Australia, según reporta Gary Nunn desde Sídney.

Durante el brote de la década de 1980, un amigo político del entonces ministro de Salud, Neal Blewett, le dijo: "Mira, no hay votos en colaborar con estas personas".

Se refería a los hombres homosexuales, los trabajadores sexuales y las personas que se inyectan drogas, los más afectados por el virus.

La excepcional respuesta de Australia frente al VIH/sida le debe mucho, dicen los expertos, a los políticos y otros poderosos que ofrecieron a estas comunidades ser parte de la respuesta a la epidemia.

Fue un extraordinario "acto de fe", dice el autor Nick Cook.

"La homosexualidad seguía siendo ilegal en algunos estados de Australia y esos tres grupos fueron estigmatizados como criminales; los más odiados de la sociedad", dice Cook.

"También fue una estrategia inteligente: no se podía ver al gobierno gastando dinero en decirles a hombres homosexuales cómo tener relaciones sexuales y a los drogadictos cómo inyectarse de manera segura durante una epidemia. Pero podían canalizar dinero hacia grupos comunitarios de confianza que sí pudieran hacerlo".

Según se aproxima el 40 aniversario de los primeros diagnósticos de VIH en Australia, dos libros recientes detallan lo que distingue a la aplaudida respuesta de salud pública del país.

El libro de Cook, Fighting for Our Lives ("Luchando por nuestras vidas"), traza la colaboración mencionada anteriormente. In The Eye Of The Storm ("En el ojo de la tormenta"), escrito por tres académicos australianos, cuenta las historias poco conocidas de individuos que se ofrecieron como voluntarios en gran cantidad para aliviar su sufrimiento y el de otros.

Para fines de los 80, Australia fue halagada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como modelo de prevención para que otros países siguieran su ejemplo.

Fue una de las pocas naciones que evitó una epidemia entre drogadictos, con tasas de entre cinco y 10 veces más bajas que algunos países europeos y partes de Estados Unidos.

Las infecciones entre trabajadoras sexuales australianas fueron escasas. En el mundo, el 50% de pacientes con VIH son mujeres. En Australia, suponen alrededor del 10%.

"Entonces, la rápida introducción del intercambio de jeringuillas por parte del primer ministro Bob Hawke fue muy por delante de la mayoría de los países", dice Eamonn Murphy, director ejecutivo adjunto del programa Onusida de Naciones Unidas.

"Involucrar a la población más afectada, especialmente a los hombres homosexuales, en todas las etapas, desde el diseño y la implementación hasta la evaluación, la investigación y la financiación, hizo que la respuesta australiana fuera una de las más efectivas".

Cook dice que la geografía aislada de Australia proporcionó una "ventaja inicial": el virus llegó más tarde.

También habíauna comunidad entonces coordinada y envalentonada, lista para dar un paso adelante. En 1978, la primera marcha de la famosa protesta de Sydney Mardi Gras unió a varios grupos de la comunidad LGBT.

Esto creó las condiciones para que las personas se ofrecieran como voluntarias en cantidades tan altas, señala la doctora Shirleene Robinson.

"Existía la infraestructura: publicaciones, conexiones y organizaciones que podían utilizarse directamente contra la epidemia", dice Robinson, una de las autoras de "En el ojo de la tormenta".