El ayuno intermitente es una práctica que consiste en espaciar más el tiempo entre las ingestas de comida. Si normalmente entre la primera y la última vez que comemos hay una ventana temporal de 12-15 horas, el ayuno intermitente propone generar intervalos más amplios.
Existen diferentes modelos de ayuno, según el número de horas que se prolonga el tiempo sin comer. Por ejemplo, podemos ayunar durante dieciséis horas y concentrar las comidas en las ocho horas restantes del día. Pero también existe un ayuno de 12 horas que permite ingerir alimentos durante otras 12 horas, e incluso una modalidad que aboga por hacer una sola comida al día, lo que se conoce como ‘One meal a day’.
Se trata de una herramienta que busca simular aquello que ha hecho el ser humano a lo largo de su historia. Nuestros ancestros pasaban con frecuencia por periodos de ayuno por necesidad ante la escasez de alimentos. Sin embargo, actualmente esto rara vez sucede. La mayoría de las personas comen 5 veces al día y no suelen pasan más de 8 horas sin comer. Siempre están en un estado alimentado.
El ayuno intermitente no es una dieta, puede practicarse con cualquier estilo alimentario.
¿Cuántas personas dicen que se les hincha la barriga, que no digieren bien, que tienen acidez, diarrea o estreñimiento? Es porque tienen un sistema digestivo sobrecargado. Cuando espaciamos el tiempo entre las comidas permitimos que nuestro aparato digestivo descanse y se recupere de algo tan estresante como coordinar todos los sistemas que tienen que ver con la ingesta y la digestión.
Tener acceso fácil a la comida es algo tan nuevo que nuestro aparato digestivo no está preparado para estar constantemente trabajando. Nuestra fisiología está diseñada para enfrentarse tanto a momentos de abundancia como de escasez de alimentos. El ayuno intermitente simplemente simula lo que durante la mayor parte de la historia de la humanidad fue inevitable y, por lo tanto, lo que nuestra fisiología espera de nosotros. Así de simple.
Entonces, ¿se trata de una práctica temporal o es un estilo de vida?
Los beneficios de practicar ayuno intermitente están constatados por la ciencia y llevado a cabo de forma correcta puede convertirse en un estilo de vida.
¿Cuáles son, más concretamente, las ventajas de practicar ayuno intermitente?
Practicar ayuno intermitente mejora los niveles de marcadores inflamatorios, favorece la pérdida de grasa en el hígado, permite que haya una correcta distribución de la microbiota intestinal, mejora la flexibilidad metabólica, permite gestionar mejor el azúcar…
No se trata de comenzar a ayunar de hoy para mañana, aguantar 16 horas sin comer y quedarse en casa sufriendo. Pero si generamos el contexto adecuado y comemos guiándonos por nuestra hambre y nuestra saciedad, seremos capaces de espaciar las comidas de forma natural porque nuestro cuerpo está diseñado para seguir dicho patrón.