Cada 30 segundos muere en el mundo una persona a causa de la hepatitis o por sus complicaciones, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La hepatitis es una enfermedad producida por virus que causa una inflamación en el hígado, y puede generar epidemias, cáncer de hígado, cirrosis y hasta la muerte.
Entre los síntomas de la hepatitis están:
- Fiebre
- Fatiga
- Pérdida de apetito
- Náusea
- Vómitos
- Dolor abdominal
- Orina oscura
- Heces color arcilla
- Dolor en las articulaciones
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
Si se tiene una infección aguda, los síntomas pueden comenzar entre dos semanas y seis meses después de haberse infectado. Sin embargo, algunas personas con hepatitis pueden no presentar síntomas e ignorar que están infectadas, como en el caso de las infecciones crónicas, donde es posible que la gente no tenga síntomas hasta muchos años después.
La hepatitis crónica puede ocasionar complicaciones como cirrosis, que es la cicatrización del hígado, insuficiencia hepática y cáncer de hígado. El diagnóstico y el tratamiento temprano de la hepatitis crónica pueden prevenir estas complicaciones.
Existen cinco tipos de hepatitis con grado progresivo de gravedad, los cuales se clasifican con las letras A, B, C, D y E, y más de 20 virus asociados a esta afección, asegura Vázquez Campuzano, también director del Departamento de Enfermedades Emergentes y Urgencias del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos de la Secretaría de Salud, quien indicó que “los cinco tipos provienen de virus diferentes, pero causan la misma enfermedad, con diferente evolución”.
¿Cómo prevenirla?
Para prevenir la hepatitis, el experto señala que lo principal es tener buenos hábitos higiénicos, tales como:
- Comer alimentos que no se cocinen en la calle porque la materia fecal está pulverizada en el ambiente
- Lavarse las manos
- Desinfectar las frutas y verduras
- Tener cuidado con el contacto con sangre
- Usar métodos barrera en las relaciones sexuales
Hepatitis en México
En México la hepatitis tipo A tiene una prevalencia de alrededor de 70%, lo que significa que siete de cada 10 personas en el país han tenido contacto con este virus que se transmite por la contaminación de agua o alimentos con materia fecal, lo que es muy común.
La infección de hepatitis A se adquiere muy pronto durante la infancia y la mayoría de los niños con hepatitis A no desarrolla síntomas y pasa desapercibida.
En el caso de hepatitis B hay una prevalencia de 4.5%, y de ellos menos de 0.2% son portadores crónicos.
“De los niños menores de cinco años que adquieren hepatitis B, 90% se convierte en portador crónico, y la mayoría va a desarrollar cirrosis o cáncer. Por eso es importante protegerlos contra la hepatitis B con la vacuna pentavalente”, dijo el académico de la UNAM.
Para hepatitis C, la prevalencia reportada es de alrededor del 2%, sin embargo, el problema más grave es que el 85% de quien sufre la infección se convierte en portador crónico, y estas personas tienen el riesgo de desarrollar cirrosis o carcinoma hepatocelular, es decir cáncer de hígado, en un promedio de 15 a 25 años después de la infección.
En el caso de la hepatitis D, Vázquez Campuzano aseguró que “en 30 años trabajando con este padecimiento no he visto un solo caso en México, no sabemos cuál es la prevalencia porque está estrechamente asociada al virus de hepatitis B”.
Mientras que en el caso de hepatitis E, señaló: “calculamos que la prevalencia en México es de 15%, y también se transmite por vía fecal-oral”.
El experto destacó que la hepatitis es una enfermedad bien vigilada en México, pues hay un Programa Nacional de Vigilancia Epidemiológica de Hepatitis A, B, C y de otros virus.