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Canela Fina

por Rubén Cortés
19-12-2022

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Remesas y narco

 

 

El presidente de Colombia dio una pista de la procedencia de parte del dinero que llega de Estados Unidos a los países populistas productores de migrantes: “Nuestro peso se devaluó, porque los dólares de la cocaína se quedan en México”. Mientras el presidente mexicano elogia las remesas como un éxito económico suyo.

 

Gustavo Petro, quien es doctor en Economía, explicó que los dólares de la cocaína ya no llegan a Colombia, porque se quedan en México, como “la evidencia de una realidad económica”. De ahí se entiende su estrategia de Estado de pactar con los cárteles del narcotráfico.

 

Por ejemplo, aquí en México, donde el gobierno mantiene ante los cárteles de la cocaína la estrategia de “Abrazos y no Balazos”, el propio gobierno informa, con furor, que en Estados Unidos fueron producidos de enero a noviembre 88 mil millones de dólares que los paisanos mandaron para acá.

 

Sin embargo, la masa de remesas reportadas en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (INEGI) suma menos de tres mil millones de dólares que llegan a las familias mexicanas.  Entonces, ¿adónde van los 85 mil millones de dólares que faltan? La DEA, a la que el actual gobierno mexicano le cerró las puertas del país, tiene una idea sobre eso.

 

Según la DEA, los cárteles usan la estructura de envío de las remesas para para lavar el dinero de la droga, meterlo en el sistema financiero formal de México, y ocultar la ruta de los ingresos ilícitos, mediante transferencias electrónicas, cuentas de negocio legítimas y depósitos con compañías de remesas.

 

A este tipo de ingeniería financiera se refirió el presidente de Colombia, cuando les explicó el fin de semana, a miembros de organizaciones cocaleras de Colombia, por qué se les está cayendo el negocio: “Cambiaron los dueños del narcotráfico, porque no son colombianos; ahora son estadounidenses y mexicanos”

 

Según Petro, funcionan organismos absolutamente poderosos ante los cuales el tristemente famoso criminal colombiano Pablo Escobar palidecería, porque, ahora hay “hay norteamericanos de ojos azules y hay mexicanos, hay hondureños, hay uruguayos, hay argentinos, propietarios de los negocios”.

 

O sea, el mandatario de Colombia lamenta que le estén comiendo el mandado de los dólares de la cocaína, en lugar de impulsar la creación de negocios legales y de esperar a que éstos financien su gobierno, y después enumerar como éxito económico de su gobierno un dinero producido ilegalmente en Estados Unidos.

 

Quizá haya sido por eso que el excomisionado del Servicio de Protección Federal, Manuel Espino, propuso pactar con los grupos criminales para conseguir la paz. Incluso, mandó la oferta a los cárteles y dos se la aceptaron. Hoy, por cierto, Espino se encarga de formar a los bachilleres del país.

 

Gran premio.