Para los expertos que investigan y preservan el patrimonio gráfico rupestre de México, uno de los principales retos de conservación está en la remediación de daños de origen antropogénico causados por actos de vandalismo sobre este tipo de elementos culturales, los cuales durante siglos o milenios han sorteado el intemperismo.
Así lo ha informado el arqueólogo Moisés Valadez Moreno, organizador del II Coloquio Virtual ‘Boca de Potrerillos’ sobre investigación, conservación, protección y gestión de sitios con manifestaciones gráfico-rupestres, desarrollado por el Centro INAH Nuevo León y transmitido por el canal INAH TV en YouTube.
Un caso relevante en este ámbito es el de Cueva Ahumada, un sitio de arte rupestre ubicado en el municipio nuevoleonés de García, donde especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han conseguido reducir los daños de tales actos mediante el retiro, a lo largo del último lustro, de casi un millar de grafitis en los distintos segmentos del abrigo rocoso que albergan pinturas rupestres y las rocas exentas con petrograbados.
“Grafiti llama a grafiti, de igual modo que una pared limpia llama a mantenerla así”, dijo el especialista al coincidir con la responsable del Programa Nacional de Conservación de Patrimonio Gráfico-Rupestre, Sandra Cruz Flores.
Detallaron además que los trabajos de conservación y restauración se han enfocado en eliminar los grafitis más grandes y llamativos, lo que ha contribuido a que tales actos sean menos recurrentes en los últimos años.