Desde el primer momento el elefante que se hacía
presente en el salón, como lo expresamos metafóricamente en inglés, ha sido la CIA,
junto con otros elementos encubiertos estadounidenses y también los órganos
de seguridad nacional de México. Nos llamaba poderosamente la atención, al
respecto, la renuencia por parte de las autoridades mexicanas a siquiera
plantear la hipótesis de alguna injerencia foránea en el complot de asesinar a
Manuel Buendía, hipótesis de por sí más verosímil (…)
Esa férrea renuencia oficial a admitir la
posibilidad de haber tomado cartas en el asesinato, la CIA ya en sí sustentaba
la hipótesis de que era cierto, sobre todo a la luz de la bien documentada
historia de relaciones coludidas entre la CIA y las más altas
autoridades mexicanas. En el plano operativo es de conocimiento público que la
antigua Dirección Federal de Seguridad venía siendo casi una dependencia de la
CIA, hasta el insospechado extremo de poner personal de la DFS a las órdenes
de los americanos, como recientemente el veterano de la seguridad mexicana
Jorge Carrillo Olea (Proceso, No. 1930). “Había
una casa en la colonia Anzures donde vivían agentes de la DFS al servicio
de la CIA”, recuenta Carrillo Olea. “Los estadunidenses les pagaban, los
vestían, les ordenaban. En total eran diez elementos asignados al servicio, las
24 horas, para seguir órdenes directas de la CIA. Recibían una compensación en
dólares”.
De la parte americana, por acuerdo mutuo de
los dos gobiernos, la CIA había colocado al menos uno de los suyos,
Lorenzo (Lawrence Víctor) Harrison, en la DFS, a la vez que en la Dirección
General de Investigaciones Políticas y Sociales (IPS), ambas dependencias de la
Secretaría de Gobernación.
A la fecha del asesinato de Manuel Buendía,
Harrison se había insinuado en el cártel de Guadalajara, donde realizaba
tareas de espionaje que le daban conocimiento directo de los vínculos de
la CIA con los principales capos del narco mexicano y de éstos con la contra
nicaragüense (…)
Lamentablemente, algunos reportajes (…) señalaban
que Harrison era un agente
americano, cuyas actividades de espionaje se coordinaban con la DFS e IPS y por
tanto habían sido autorizadas por el propio gobierno mexicano (…) Al
contrario de lo que han afirmado varios reporteros mexicanos, al regresar a
Estados Unidos no se acogió Harrison al programa de testigos protegidos,
sino que conservó el nombre ficticio que le había dado la CIA un cuarto de
siglo antes (su nombre de nacimiento es George Marshall Davis), se licenció en
derecho, luego abrió su propio bufete de abogados (…)
(…) Por nuestras propias investigaciones hemos
podido confirmar que él sí era agente de la CIA, que conocía a fondo el
caso Buendía, y que es, por tanto, fuente clave para esclarecer el
asesinato de Don Manuel.
En los círculos policiacos y de inteligencia mexicanos,
nos asegura Harrison, se sabía con cinco semanas de antelación que iban a
asesinar a Manuel Buendía. Lo sabía el propio Harrison. No sólo lo sabía,
sino que posteriormente pudo adquirir una de las motos que se trajeron
al D.F. especialmente para el operativo contra Buendía, una potente Kawasaki
roja de 1200 CC.
(…) En todo caso, afirma Harrison que el verdadero móvil
del homicidio fue el conocimiento que tuvo Buendía de la colusión de la CIA
y altos oficiales mexicanos con los narcotraficantes en apoyo a los contras nicaragüenses. El verdadero
autor intelectual del asesinato, nos aseveró, fue el coronel Oliver North (funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca),
el mismo que protagonizaría el llamado escándalo Irán/Contra.
Y por el mismo motivo, enfatiza Harrison,
murió el agente antinarcótico Kiki Camarena, como hasta ahora ha revelado el ex
coordinador de la Operación Leyenda, Héctor
Berrellez, y recién ha destacado el semanario Proceso. (Berrellez nos confirmó
el explosivo detalle hace ya una década, pero aún no se animaba a denunciarlo
públicamente). Es, a fin de cuentas, Lorenzo Harrison quien establece el vínculo
entre los casos Buendía y Camarena. Es (…) la prueba empírica de que la CIA sí se
entendía con el narco mexicano para sus propios fines geopolíticos.
-0-
Política para dummies: La política aparece lo que la política oculta.
El contenido de esta columna es responsabilidad
exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.
@carlosramirezh
Canal
YouTube: https://t.co/2cCgm1Sjgh