China cumplió su amenaza y respondió este viernes a Estados Unidos exigiendo el cierre de su consulado en la ciudad de Chengdu como represalia a la orden de clausura de su oficina diplomática en Houston (Texas), desatando una de sus peores crisis políticas desde que los dos países establecieron relaciones en 1979.
Tras un impase de un día, la Cancillería china finalmente anunció en la mañana de este viernes su decisión de “revocar el consentimiento” para establecer el Consulado de Chengdu -capital de la provincia suroccidental de Sichuan-, y exigir “el cese de todas sus operaciones”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó que se trata de “una respuesta legítima y necesaria” contra la “acción injustificada de Estados Unidos” de ordenar el cierre de su consulado en Houston, que Washington defiende asegurando que busca “proteger la propiedad intelectual estadounidense y la información privada de sus ciudadanos”, aunque China niega que la oficina haya robado propiedad intelectual.
“La relación entre ambos países no es la que China desearía, pero Washington es responsable de ello”, se exculpó la Cancillería en un comunicado, y agregó que su respuesta está “en línea con la ley internacional, las normas básicas que rigen las relaciones internacionales y las prácticas diplomáticas” dado que, a sus ojos, la medida que tomó Washington rompió todas estas reglas
Por la tarde, el portavoz de Exteriores Wang Wenbin fue un paso más allá y señaló que los diplomáticos estadounidenses enviados a Chengdu participan en actividades que no son coherentes con su misión, y que China ha presentado en el pasado múltiples quejas al respecto.