Federico Berrueto
Por un periodista hablan sus actos, sus palabras, los
hechos. Es inevitable que su trabajo lo exponga frente a unos y otros. Ciro
Gómez Leyva, como todos los buenos profesionales de medios, de siempre ha
resultado incómodo al poder. Su estilo y el de su equipo los hace escrupulosos
y siempre con un sentido de ofrecer información veraz y una opinión franca y
honesta. Siempre hay un esfuerzo de apego a la verdad, por difícil y complejo
que sea tal empeño. Por esta razón a él siempre lo ha acompañado el éxito, el
respeto y el reconocimiento de propios y ajenos.
El presidente López Obrador, una vez más, a partir de la
difamación ataca a un periodista y de paso a varios medios y empresas. Los
inversionistas en medios nacionales no llevan su agenda a la mesa editorial,
menos con un periodista del talante e integridad de Gómez Leyva. Él goza de la
más amplia libertad editorial y es la base de su presencia en la televisión y
en la radio, razón de su credibilidad, prenda escasa.
El resultado electoral adverso será desquiciante para quien
no quiere entender la realidad
Ha faltado sentido de cuerpo en el periodismo mexicano ante
los ataques del poder, cada vez mas arteros, cada vez más intimidantes y
perniciosos. ¿Culpa, miedo, esqueletos en el clóset o malentendida competencia?
Por eso el abuso reiterado del Presiente. Una conducta intolerante a la
libertad de expresión, pero también ilegal y contraria a los valores de la
izquierda democrática que pregona. Debe quedar claro, el presidente López
Obrador no goza de libertad de expresión ni de derecho de réplica, esos son de
los ciudadanos, no de los gobernantes. El Presidente tiene responsabilidades y
obligaciones que, queda claro, no está ni estará dispuesto a observar.
Debe preocupar el futuro inmediato del país. El Presidente
ha escalado en su ofensiva hacia las instituciones y principios que conducen de
manera civilizada la competencia y norman el ejercicio del poder. El desdén por
la ley crece a la vez que la intimidación se vuelve moneda de curso corriente
en el régimen de la llamada 4T.
El resultado electoral adverso será desquiciante para quien
no quiere entender y asumir la realidad. Su intromisión en la elección y el
persistente amedrentamiento al INE, al Tribunal Electoral y a los medios dan
cuenta de la regresión política. Volverá la pluralidad que acompañó a la
transición democrática. Esto hará la política mucho más compleja y demandará
destrezas políticas que en el pasado se reemplazaron por el chantaje, la cooptación
y corrupción. La oposición formal encara un reto monumental, un traje que
posiblemente le quede pequeño.
Por esta razón hoy más que siempre es necesaria la crítica
independiente, el rigor de análisis y un sentido de reflexión editorial al
margen de la soberbia o de los desplantes de falsa grandilocuencia. No se trata
de hacer la labor de los partidos. Afortunadamente, hay muchas voces en medios,
señaladamente Ciro Gómez Leyva y muchos colegas en MILENIO y otros proyectos,
que dignifican y dan sentido al buen ejercicio del periodismo nacional,
sustento de una sociedad activa e informada. _
Federico Berrueto
@berrueto
fberrueto@gmail.com