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Ciudad Capital

por Jorge Javier García Mendoza
15-12-2021

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Adán Augusto López, el caballo negro


Jorge Javier García Mendoza


El 30 de noviembre pasado, Santiago Creel Miranda, diputado federal del PAN, entregó una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que le solicita que convoque a un “diálogo nacional”.

“Vengo a presentarle esta carta al Presidente de la República para que nos invite a dialogar aquí en Palacio Nacional. Yo creo que hablando se entiende la gente, por eso quiero hacer esta petición al presidente de manera respetuosa. Es una convocatoria de buena fe para que podamos encontrar juntos un camino mejor para el país”, dijo.

Para sorpresa de muchos, el lunes de la semana pasada, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, recibió al vicecoordinador de la bancada panista en San Lázaro.

Mediante un comunicado, la dependencia informó que ambos políticos coincidieron en promover el diálogo entre el Gobierno federal y el PAN para abordar temas de la agenda nacional como la reforma eléctrica, la lucha contra la corrupción, la inseguridad y el papel de las Fuerzas Armadas, la crisis económica, entre otros.

Por ello, se acordó preparar un encuentro del titular de la Segob con legisladores, dirigentes y gobernadores del PAN.

Además, el secretario López Hernández planea reuniones con dirigentes del PRI y con el resto de las fuerzas políticas del país para mantener el diálogo y atender las diversas agendas de la oposición.

La reunión se realizó el lunes pasado. A ella asistieron: Marko Cortés Mendoza, presidente del PAN; Cecilia Anunciación Patrón Laviada, secretaria General del partido; Alejandra Gutiérrez Campos, coordinadora Nacional de Alcaldes; Santiago Creel Miranda, José Rosas Aispuro Torres y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, gobernadores de Durango y de Tamaulipas, respectivamente; así como Julen Rementería del Puerto y Jorge Romero Herrera, coordinadores parlamentarios de las Cámaras de Senadores y de Diputados, respectivamente. Al titular de la Segob lo acompañó el subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos, Rabindranath Salazar Solorio.

El funcionario federal propuso –ante los diez planteamientos que realizó Marko Cortés– la instalación de mesas temáticas de trabajo que darán inicio el próximo 10 de enero, a fin de encontrar coincidencias y analizar las diferencias para fortalecer la unidad nacional.

Y no pueden quedarse las preguntas en el aire: ¿Qué pasó? ¿Un milagro? ¿Acaso el presidente Andrés Manuel López Obrador cambió de opinión y abrirá su gobierno al diálogo con la oposición?

Para empezar, hay que considerar que el tabasqueño –el Presidente de la República– no da paso sin guarache. No es de cambios abruptos en su manera de hacer y decir las cosas. Su interés, –lo dijo en junio pasado, después del proceso electoral– está en las reformas en materia eléctrica, electoral y seguridad (la incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena). 

Es necesario señalar que como esas tres reformas son constitucionales, para ser aprobadas se requerirá contar con mayoría calificada en cada una de las Cámaras del Congreso de la Unión.

Y ahí es donde se le empieza a complicar el horizonte a López Obrador, pues resulta que solo cuenta con mayoría simple por lo cual necesita a la oposición, porque con sus aliados no le alcanza. 

Por ello, en una mañanera puso en aprietos a Alejandro (Amlito) Moreno, presidente nacional del PRI. “Si se quisiera tener mayoría calificada, se podría lograr un acuerdo con legisladores del PRI, o de cualquier otro partido, pero no se necesitan muchos para la reforma constitucional”. 

Amlito respondió: “Se construye el bloque opositor para tener una agenda conjunta, eso no deja de lado que el PRI tenga una agenda propia y que nosotros nos sentemos a dialogar con el Presidente de la República y el Gobierno Federal. Habrá diálogo público con todos, en lo oscuro con nadie”.

Lo cierto es que en octubre, los aliados de Moreno Cárdenas se pusieron nerviosos debido a una declaración del presidente López Obrador. En ua mañanera en octubre pasado, dijo: “Cada quien tiene que asumir su postura. El PRI tiene una oportunidad para definirse, ¿va a seguir con el salinismo como política o va a retomar el camino del presidente Cárdenas? Es una oportunidad histórica para el PRI de definición”.

De inmediato hubo presión por parte de PAN y PRD para que el campechano determinara la postura de su partido y Amlito convocó a sus aliados para convencerlos de que no rompería la alianza con ellos.

Ahora, el rumor va en el sentido de que será el PAN quien cederá y apoyará –para empezar– la reforma eléctrica. Pero la cosa no va por ahí.

Para empezar, se debe recordar que hay una relación cercana ¬–por lo menos hace muucho lo fue– entre Santiago y Andrés Manuel. El entonces integrante de la sociedad civil apoyó –en 1994– al tabasqueño en su lucha por limpiar la elección en Tabasco en la cual enfrentó a su gran rival Roberto Madrazo Pintado.

Jonathan Lomelí esribió en El Informador (“Santiago Creel, ¿el hombre con la llave de Palacio?” 6-12-21): “Me acaban de entregar las cajas del fraude de Tabasco. No confío más que en ti para que las custodies”, le soltó Andrés Manuel López Obrador a Santiago Creel en 1994.

“Se refería a las miles de boletas que probaban el fraude en la elección tabasqueña en donde venció el priista Roberto Madrazo. 

“Era domingo pasada la medianoche. Creel acompañó a Andrés Manuel hasta el Zócalo capitalino: “eran cajas y cajas y cajas”, evoca el ahora diputado panista y entonces activista sin partido.    

 “Creel alquiló dos cuartos en un hotel ubicado atrás de la Catedral, casi frente a San Ildefonso. “Allí llegaron las huestes tabasqueñas con las cajas. Empecé a revisarlas y descubrí que estaban ahí hasta los recibos de los cheques, por cierto de muchos periodistas (ríe), las transferencias ocurridas en la elección, todos los movimientos, era la evidencia del fraude”.

“Por casi 48 horas, Creel custodió las cajas. Pasó en vela la primera noche, preocupado por la llegada de algún comando del PRI.

“Finalmente dio una rueda de prensa con ‘los activistas de la época’ -José Antonio Crespo y Adolfo Aguilar Zínser entre ellos-.

“Pese a su denuncia, Madrazo asumió la gubernatura.

-¿Sí ganó Tabasco López Obrador?

-Había motivos suficientes para anular esa elección -ataja Creel.

“Poco después, como diputado independiente, Creel continuó la batalla para ‘limpiar’ la elección en Tabasco y pidió juicio político contra Madrazo.  

“Todo esto significó tener una relación, incluso de familia, él iba a mi casa y yo a la suya” recuerda Creel sobre AMLO, a quien no ve desde hace más de dos décadas cuando compitieron por el gobierno capitalino en donde Andrés Manuel le ganó ‘por menos del tres por ciento de votos’.  

“Este largo preámbulo, surgido de mi charla con el panista en la FIL Guadalajara, explica el gesto político inédito del Presidente al instruir a su secretario de Gobernación al diálogo ‘sin cerrazón’ con Creel y la oposición”. Hasta aquí la cita.

De sobra es conocido el valor de la lealtad para el tabasqueño. 

Ayer, en entrevista con El País, Creel Miranda –quien también es presidente de la Comisión Política de Acción Nacional– dice: “Vamos a ver si el Gobierno quiere dialogar o quiere hacer que dialoga, quiere dialogar de las realidades o quiere simular un diálogo para encubrir apariencias. Quiere dialogar para resolver los problemas o quiere dialogar para enredarnos y seguir en la misma situación en que nos encontramos en los primeros tres años. Es decir, si quiere hacer gatopardismo de esta convocatoria”. Eso va a depender de él [el mandatario] y nadie más que de él. Si quiere realmente enfrentar la democracia y la pluralidad, las distintas visiones, no solamente su visión, su proyecto, su historia”.

Por lo pronto, entre la distinción que le hizo López Obrador a Santiago Creel y la posibilidad de que el PAN se convierta en la gran oposición que requiere el país, está un tema que debe ser analizado con detenimiento: la entrada de Adán Augusto López Hernández a la contienda por la candidatura presidencial de Morena para 2024.

Va un dato interesante. “En la Notaría Pública No. 27 de Villahermosa, de la que es titular Adán Augusto, fue donde Andrés Manuel López Obrador realizó los trámites para ceder propiedades a sus hijos.

“En 2003, cuando murió la primera esposa de AMLO, Rocío Beltrán Medina, Adán Augusto facilitó los trámites para que los bienes pasaran a los hijos de la pareja: José Ramón y Andrés Manuel López Beltrán”. (Infobae 29-08-21).

Viejo lobo de mar, López Obrador “mata dos pájaros de un tiro”. Por un lado, se presenta como un presidente demócrata y abierto al diálogo con la oposición, para empezar a tentar el terreno rumbo a la discusión de la reforma eléctrica y por el otro, permite que su “amigo entrañable” –dicho por el Presidente– tenga la atención de una buena parte de la opinión pública y con ello empezar a construir una posible candidatura. 

¿Alguien podría negar que tiene todo lo que Andrés Manuel requiere para que sea su sucesor? No cabe duda, López Hernández es el caballo negro rumbo al 2024.

¿Y Santiago? Habrá que ver qué tanto crece en esta coyuntura y si le alcanza para llegar fuerte a la contienda al interior de la alianza.