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Columna San Luis Potosí

por Redacción
31-05-2022

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Los moches en el gobierno de Carreras


El moche tiene cómo sinónimo principal la mordida.


Según la Real Academia de la Lengua Española, en México ese término es una “dádiva que se otorga o se solicita para recibir (o haber recibido) algún beneficio valorado en dinero, habitualmente en calidad de expectativa de una evasión institucionalizada”.


Del escándalo de “La Herencia Maldita” surge el primer caso relacionado a la práctica del moche.


El gobernador José Ricardo Gallardo Cardona se refirió ayer a los moches en el sexenio del priísta, Juan Manuel Carreras López.


Habló de “las mochadas” de última hora en la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (hoy sustituida por la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana) que corresponden a un gasto de 200 millones de pesos.


Cámaras de seguridad, arcos detectores y equipo de seguridad, fueron adquiridos de manera apresurada y a precios “inflados”.


“Se agarraron a poner postecitos de cámaras por todos lados y levantar esa infraestructura lo más rápido posible, les urgía pagar y los pagaron porque venía de regreso otra mochada de 50 millones de pesos”, informó el mandatario.


De esos 200 millones, el gobierno está por recuperar 50.


Jaime Ernesto N., ex titular de seguridad está detenido y bajo proceso. Por lo que ha informado el gobernador, estarían en vías de alcanzar un acuerdo para que el ex jefe policíaco devuelva los recursos.


El moche es una de las expresiones más grotescas de las malas prácticas en la administración pública.


Mocharse es el verbo preferido de servidores públicos sin escrúpulos y es algo muy acendrado en el sistema político.


La obra pública y las adquisiciones, se convierten en inagotable mina de oro para alcaldes, legisladores, secretarios o directores de infraestructura.


El moche, como la mordida, hacen que la maquinaria de gobierno funcione, de modo que si no hay dádiva, no se libera un presupuesto, no se autoriza una compra o no se autoriza un permiso o una licencia.


Y de hecho, entre los propios servidores públicos se dan los moches. Por ejemplo, hasta hace unos años, en la cámara de diputados, las fracciones parlamentarias recurrían al moche en perjuicio de estados y municipios: para incluirlos en el gasto federal con determinado proyecto, el diputado pedía su moche al gobernador o al alcalde.


A decir del gobernador, la última gran inversión de recursos públicos por parte del gobierno carrerista, se hizo con el ingrediente del moche.


Tal parece que la anterior administración seguirá dando sorpresas pues el 2021 vaya que fue el “Año de Hidalgo”.