La Dieta Mediterránea recomienda conversar, compartir con la familia, amigos, compañeros de trabajo,…disfrutar de la comida. En alguna ocasión hemos oído la frase: “la familia que come unida permanece unida”*, que un reciente estudio publicado en “Obesity Research & Clinical Practice” (en inglés) parece reafirmar, pues nos dice que los sujetos del estudio que comieron solos al menos dos veces al día tenían más probabilidades de padecer obesidad, más los hombres especialmente por aumento de la grasa abdominal, tener la presión arterial alta, el colesterol alto y prediabetes** (conocido como el síndrome metabólico) en comparación con aquellos que siempre comían con otros.
Uno de los cambios importantes en los hábitos alimentarios de la sociedad industrializada es precisamente la pérdida de la costumbre de comer en familia. Cuando los hábitos alimentarios se adquieren desde la infancia y se mantienen en la edad escolar, la familia tiene un papel decisivo para que estos sean saludables.
En el entorno familiar (padres, hermanos, abuelos,…) es donde se experimenta, observa y aprende qué comer, qué beber, qué cocinar, qué alimentos comprar,… Todo influye en la adquisición de hábitos dietéticos, desde lo que se encuentra en el frigorífico, lo que se introduce en la cesta de la compra o lo que se lleva al colegio para la media mañana o merendar. Cuidar los aspectos psicológicos, emocionales y sociales también se aprenden, comiendo en familia. Comer en un entorno agradable, aprovechar para referir las cosas que han pasado en la escuela, el trabajo y también evitar los conflictos, las discusiones, ayuda a disfrutar de la alimentación y a hacer familia .
“La familia es un valor fundamental para el individuo y la sociedad que debemos cuidar”.
Comer en familia con la televisión encendida puede ser negativo al dificultar la conversación en la mesa, o también el origen de alguna discusión. En estos horarios la publicidad y las estrategias de marketing de alimentos y bebidas tiene una importante presencia y ya sabemos que estos mensajes publicitarios, las situaciones que se muestran en películas, series de televisión, las promociones durante las fiestas, etc… distan mucho de ser saludables. Se pueden aprovechar estos momentos para ser críticos con la publicidad y sacar enseñanzas positivas para una dieta saludable, para ser consumidores informados o racionalizar el tiempo de ver la televisión, jugar a la videoconsola, uso del ordenador u otras actividades sedentarias.