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Cómo invertir en pinturas puede proteger el dinero

por Redacción
23-05-2022

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Mientras que las acciones tecnológicas se hunden; los valores más seguros palidecen; las monedas estables dejan de serlo y ni qué decir de las criptomonedas, el mercado del arte está vivo y de pie, y vale la pena preguntarnos por qué.

Recientemente, una pintura de Andy Warhol se vendió en una subasta por 195 millones de dólares, el precio más alto jamás alcanzado por una obra de arte del siglo XX; una pintura con el tema de un salón de baile de Ernie Barnes se vendió por 15.3 millones de dólares, 76 veces su estimación original, y la colección Macklowe se vendió en Sotheby’s por 246.1 millones de dólares, la mayor cantidad jamás alcanzada por una sola colección.

¿Alguien más nota un patrón? El vigor del mercado del arte puede parecer contradictorio, pero tiene sentido en el entorno actual.

En primer lugar, los ahorros siguen siendo altos debido al consumo limitado por la pandemia. Además, muchos de los ricos han estado comprando casas adicionales y desean amueblarlas con arte.

En segundo lugar, el reciente aumento de las tasas de inflación en todo el mundo ha intensificado la búsqueda de activos de refugio. Ante la inflación, existen pocos, y ahora, las criptomonedas ahora han sido eliminadas de ese papel. Sin embargo, el arte puede servir como refugio contra la inflación en casi cualquier entorno.

Los múltiples placeres del arte

El arte le da a sus dueños el placer de contemplarlo en su pared, y ninguna tasa de inflación puede arrebatarles eso. Es tanto una inversión como una forma de consumo, y esta última está bastante protegida contra cualquier condición macroeconómica. Cuando todo lo demás falla, gastar dinero es una cobertura segura contra la inflación. El arte también es un activo duradero, por lo que el gasto no resulta del todo inútil.

El arte no siempre se trata del disfrute del comprador. Muchos de los coleccionistas, especialmente en los niveles superiores del mercado, mantienen su arte en almacenamiento libre de impuestos y lo usan para hacer donaciones cuestionables a organizaciones benéficas; lo “intercambian” para obtener una ganancia rápida, o lo revenden en el “mercado gris”. No apruebo estos métodos, pero tampoco niego que pueden ser lucrativos en un mercado volátil donde las valoraciones son más subjetivas.