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Cómo ser una dominatrix

por Redacción
26-10-2021

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‘Una dominatrix pasea a un hombre como un perro, con correa y bozal, en un supermercado’, este es uno de los primeros resultados que nos muestra Google cuando buscamos la palabra ‘dominatrix’, y dejando a un lado que la noticia se publicó en un medio deportivo de alcance nacional (no, el BDSM no es un deporte), la lista se completa con otros enlaces del tipo ‘los 7 consejos sexuales de una dominatrix’ o ‘cómo vive una dominatrix que gana más de 6.000 dólares al mes’. Con estas informaciones y las cuatro referencias previas que tenemos, cualquiera puede hacerse la vaga idea de que una dominatriz es una especie de Clara de noche adinerada que látigo en mano tortura a sus sumisos como si del Tarado de ‘Pulp Fiction’ se tratase. Así es la cosa en pleno siglo XXI, el BDSM con todos sus rituales, fetiches y prácticas sigue despertando en los muggles tanta fascinación como rechazo. Pero, ¿en qué consiste en realidad?, ¿Qué le pasa a alguien que disfruta siendo atado, flagelado o humillado?, ¿Qué es una dominatrix?

Vamos a empezar respondiendo a la segunda pregunta por si estás a punto de pedir cita con el psiquiatra o con el exorcista. La respuesta es nada, a las personas que disfrutan con prácticas sexuales menos convencionales, siempre que sean consensuadas y que no supongan un trastorno para su vida, no les pasa absolutamente nada. No hay nada cierto en las ideas manidas y extendidas por la mala literatura (sí, hablamos de las dichosas ‘Sombras’) que presuponen una relación entre los traumas infantiles y el gusto por el SM. De hecho, hay estudios científicos que determinan que los practicantes de sadomasoquismo son más equilibrados emocionalmente, menos neuróticos y menos sensibles a las críticas. Ahí es nada.

Ahora, para comprender qué es exactamente una dominatrix, deberíamos explicar que en el BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) hay siempre un sumiso y un dominante, es decir, antes de empezar el juego se establecen los roles y por supuesto las reglas. No todo vale. También se acuerda una palabra de seguridad. Las más comunes suelen sen ‘rojo’ o ‘stop’, pero tú puedes elegir ‘chimichurri’, si quieres. Lo importante es fijar que la pronunciación de esa palabra en cualquier momento del juego pone fin al mismo. En el caso de que la sesión vaya a incluir mordazas o cualquier otro elemento que restrinja el habla, se deberá concretar un gesto de seguridad como sustituto de la palabra.