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Independientemente si ganan, pierden o empatan en el Clásico español de este domingo contra Real Madrid, existen evidencias contundentes de que el Barcelona vuelve a convertirse en potencia futbolística.
Obviamente, la mayoría de sus hinchas preferiría chocar el auto, dejar caer una mancuerna sobre sus pies, sincerarse accidentalmente con su jefe sobre lo que piensan con respecto a sus habilidades laborales o chocar de lleno contra un farol antes que perder contra los campeones de España. Una vez más.
Incluyendo la Supercopa, Real Madrid lleva una racha de cinco victorias consecutivas contra el Barça, algo que no había sucedido desde que la mayoría de los aficionados o empleados del club con sede en el Camp Nou han tenido uso de razón.
Pero a veces, especialmente en medio de una crisis, es vital fijarse en si las fallas se están corrigiendo y si la medicina empieza a funcionar, en vez de pensar: ¿Puede todo volver a la normalidad, inmediatamente?
Existen múltiples problemas profundos e importantes a los que se enfrenta la plantilla de Xavi y el club en su totalidad. El técnico (y quienes lo contrataron) pueden ver la luz al final del túnel, pero eso no significa que hayan salido del todo de la oscuridad.
Sin embargo, existen indicios de que se construye algo emocionante, cosas que van más allá de un ciclo reciente de resultados positivos que ha catapultado al Barça hasta el tercer puesto de la tabla de LaLiga, apenas a cinco puntos por debajo del Sevilla y con un partido menos.
Si bien Xavi es el principal arquitecto, otros ejecutivos tales como el director deportivo Mateu Alemany y su “enviado especial” Jordi Cruyff se han asegurado de tomar decisiones positivas y enriquecedoras, especialmente en medio de un espectacular mercado de fichajes invernal.
No obstante, la salud deportiva de un club siempre se basa en los resultados y rendimiento, y es en este ámbito donde Xavi ha brillado.