José Luis
Camacho Acevedo.
En México
han sido uno de los modelos de corrupción más ofensivos para la sociedad los
cacicazgos que se han construido en muy identificadas universidades públicas.
La
bandera contra la corrupción que tantos votos le generó al presidente López
Obrador en los comicios del 2018, votos que le permitieron llegar al poder
después de casi un lustro de lucha social, tiene como una asignatura pendiente
el terminar con la podredumbre que se ha dado en señaladas universidades
públicas.
Para
saldar ese compromiso pendiente, la primera señal que se dio ya en el gobierno
de la 4T fue el encarcelamiento del cabecilla de la universidad hidalguense
Gerardo Sosa Castelán, bautizado por otro hidalguense que luchó por años
denodadamente por terminar con esa nefasta forma de hacerse del patrimonio de
los centros educativos, el recordado Miguel Ángel Granados Chapa como “La Sosa
Nostra”.
A Sosa
Castelán, que al momento de su detención se ostentaba como presidente del
patronato de la Universidad Autónoma de Hidalgo, se le congelaron cuentas
bancarias en 22 países, entre ellos Suiza y Estados Unidos, cuyos montos
ascendían a más de 150 millones de dólares.
Los
delitos que le imputó la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de
Hacienda al delincuente fueron el de daño patrimonial a la institución,
operaciones con dinero de procedencia ilícita y lavado de dinero.
Otro caso
verdaderamente paradigmático de ese tipo de cacicazgos es el de la Universidad
de Guadalajara que, también desde hace más de 25 años, encabeza Raúl Padilla
López.
Recientemente
en el círculo del exrector, que tiene sumida a la mencionada institución en el
nepotismo patrimonialista más insultante que se halla visto en México, se
prendieron las alarmas cuando el presidente López Obrador, según relata el
periodista Julio César Hernández, de la publicación Marca Textos editada en
Jalisco, vinculó a Raúl Padilla López con el gobernador Enrique Alfaro.
(Ver nota
de Marca Texos del 13 de noviembre pasado)
Fuentes
cercanas a este redactor reportan que los padillistas ya ven como secretario de
educación a su jefe cuando Enrique Alfaro asuma la presidencia de la república
en el próximo 2024.
Pero así
como a Sosa Castelán le llegó el momento en que tuvo que enfrentar a la
autoridad por su trayectoria delictuosa en perjuicio de la Universidad pública
hidalguense, ahora se han dado a conocer, por lo pronto, en folletos como el que
reproducimos a continuación, la relación de familiares de Raúl Padilla que
usurpan cargos en la Universidad de Guadalajara.
Trinidad
Padilla López, hermano, exrector,
Procurador de desarrollo urbano de Aris, actualmente director de la biblioteca
pública del estado Juan José Arreola, una obra faraónica construida con
señalados sobreprecios por constructoras afinar al clan Padilla, y que está
ubicada en el Centro Cultural de la U de G, a un lado del Teatro TELMEX, que es
otro gran negocio de la Universidad que dirige patrimonialistamente el mencionado
cabecilla.
Leobardo
Alcala Padilla, primo de Raúl
Padilla, ex director de los hospitales civiles de la institución y ex diputado
por el PRI
Abril
Alcalá Padilla, prima y actual
diputada federal PRD.
Gustavo
Padilla Montes, medio hermano, Rector
del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la U de G.
Ruth
Padilla Muñoz, prima, Rectora del
Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería.
Paula
Alcalá Padilla, prima, Directora de la
escuela Preparatoria
Adriana
Padilla Montes, media hermana, Coordinadora de Servicios Administrativos de la
U de G.
Y el caso
más selecto del orgullo del nepotismo de Raúl Padilla, como dijera el clásico
JLP, es su hija Jessica que vive en Estados Unidos y es encargada de las relaciones
públicas de su padre con la comunidad de artistas e intelectuales en
California, donde aprovecha para su tarea las instalaciones que tiene la U de G
en ese estado de la Unión Americana.
Y la U de
G tiene análogos ejemplos como el caso de la Universidad de Sinaloa, cuyo amo
es Melesio Cuén, que aspira a ser gobernador de su estado, o en su defecto
postular por su partido a su esposa, y cuyo caso documentaremos en próxima
entrega.
Por ello
el anunciado combate a la corrupción de López Obrador es uno de los compromisos
que la sociedad mexicana espera que el mandatario mexicano lleve hasta sus
últimas consecuencias.
EN TIEMPO
REAL
1.- La cancillería
mexicana a cargo de Marcelo Ebrard está afinando la estrategia de acercamiento
previo con el equipo del virtual presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.
Uno de los enlaces es la dirección general para América del Norte, que encabeza
Roberto Velasco, quien tiene una larga y estrecha amistad con el exalcalde
Chicago Rahm Emanuel. El político de Illinois fue en su momento jefe del
Gabinete de la Casa Blanca en la presidencia de Barack Obama y es mencionado
para ocupar un cargo relevante en la administración de Biden, con trabajó en
esos tiempos de una manera por demás coordinada.
2.- Mal y
de malas anda el senador zacatecano José Narro Céspedes por los frecuentes
desaires que sufre en tierra natal. Las encuestas más acreditadas le dan apenas
un tercer entre las preferencias de la militancia de Morena en su intención de
ser candidato a gobernador.
3.- En
San Miguel Allende sigue siendo muy reconocido el esfuerzo del alcalde Luis
Alberto Villarreal para mantener al municipio con un riguroso apego a los
protocolos sanitarios para prevenir los contagios del Covid-19. Entre la clase
política panista se considera que el edil sanmiguelense es uno de sus cuadros
que tiene prácticamente asegurada su reelección debido al acertado desempeño
que ha tendido en las difíciles circunstancias que le ha tocado desempeñar su
función.