Reconoce que es lo que te provoca el estrés
Para poder manejarlo, primero tenemos que identificar y reconocer las señales que activan episodios de estrés en nosotros, pues al final, a todos nos afecta de maneras diferentes. Puede que a ti el estrés te provoque irritabilidad, mientras que a tu mejor amigo le cause dolores estomacales. Quizá te cause episodios de insomnio, sudoración excesiva o incluso dolores de cabeza.
Lo siguiente es identificar los “tensionantes”, es decir los eventos que disparan estas situaciones de estrés en tu vida. Quizá es tu familia, la escuela, el trabajo, las noticias, la economía. Reconocerlos, también nos ayudará en gran medida a prepararnos adecuadamente.
Trata de evitar “soluciones” rápidas
Es común que ante episodios de estrés busquemos desahogar nuestros impulsos comiendo de manera desmedida, bebiendo alcohol, fumando cigarrillos, o durmiendo más de lo habitual.
Si bien es cierto que, mientras realizamos alguna de estas actividades podamos sentir una clase de “alivio momentáneo”, estás al corto o largo plazo pueden resultar perjudiciales para nuestra salud. Además, en ocasiones también pueden desencadenar episodios de estrés posteriores debido al sentimiento de culpabilidad, vergüenza y decepción.
Qué puede evitarse o qué no
Anteriormente hablamos de reconocer las respuestas fisiológicas y los tensionantes del estrés en nuestras vidas. Si notamos que interactuar con ciertas personas o asistir a ciertos lugares nos provoca algún tipo de malestar lo ideal sería simplemente poder evitarlos.
Sin embargo, debemos ser conscientes que no siempre podremos evitar situaciones incomodas, pero admitir que no hay mucho que podamos hacer en esos momentos, también puede ayudarnos relajarnos poco a poco, pues no todo está bajo nuestro control, y eso también está bien.
Hacer ejercicio
Al ejercitarnos, nuestro cerebro libera químicos que nos ayuda a sentirnos bien casi de forma inmediata. Mejora nuestro humor, nuestra autoestima y la confianza en nosotros mismos, lo que resulta en excelentes herramientas para afrontar situaciones de estrés.
También ayuda a liberar energía reprimida o frustraciones, evitando con ello futuros episodios de irritabilidad. Por ello lo recomendable sería hacerlo al menos 30 minutos al día, de 3 a 5 días por semana.
Enfoca tu energía en algo que disfrutes
Conforme vamos creciendo los episodios de estrés suelen ser más frecuentes, esto se debe a que cada vez asumimos más responsabilidades sin darnos tiempo para nosotros mismos, por ello es importante reconectarte con tus viejos hobbies o encontrar nuevos pasatiempos que te ayuden a distraerte de las problemáticas cotidianas y te hagan disfrutar del “ahora”.
Dales una oportunidad a las técnicas de relajación
Actividades como el taichi, yoga o la meditación ayudan a reducir el ritmo cardiaco y la presión sanguínea, relajando así el estado de nuestro cuerpo y mente. Pero tranquilo, no hace falta ser un maestro zen para llegar a ese estado, también puedes lograr los mismos resultados haciendo ejercicios simples de respiración a los que puedes acceder fácilmente en línea.
Desahógate
No tienes por qué cargar con todo tu solo, aprende a pedir ayuda. Encuentra en tu circulo social una o varias personas en las que puedas apoyarte. No es necesario que pidas soluciones, con permitir que alguien escuche todo aquello que te preocupa, sin duda hará una gran diferencia en tu vida. Te permitirá ver las situaciones desde otra perspectiva y quizá disminuir el tamaño de tus problemas.
Mantén una dieta saludable
Consumir alimentos fritos, con altos contenidos en carbohidratos y azucares puede provocar una sensación de pesadez y fatiga, lo que no es bueno si lidias con estrés constante. Mantener una alimentación con altas porciones de verduras, frutas, granos integrales y proteínas magras, te permitirán tener mayor energía, además de ayudarte a estabilizar tus patrones de sueño, lo que a la larga te dejará tener una actitud más positiva ante los problemas.
Acude a un médico
Si consideras que los niveles de estrés que manejas están fuera de tu control, es indispensable que acudas a un profesional de la salud que sepa guiarte de manera adecuada a una solución. Recuerda que solicitar la ayuda de un profesional no es algo de lo que debas sentirte avergonzado, al contrario, darle la importancia a tu salud física y mental es algo por lo que debes sentirte orgulloso.