Carlos Ramírez
En una copia
carpiciana que siempre en segundas versiones es peor, el Instituto Nacional
Electoral del consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello es, en pocas palabras,
un obstáculo para la democracia. El organismo fue creado como IFE por el
presidente Carlos Salinas de Gortari en 1990 para organizar elecciones creíbles
luego del colapso provocado por las votaciones presidenciales de 1988.
El INE tiene la tarea de definir las reglas del juego
electoral y los partidos cuentan con instituciones colaterales para debatir y protestarlas.
Las peleas siempre son entre dos; si Córdova Vianello se hubiera
recluido en su oficina ante la avalancha de protestas del INE, el asunto
hubiera pasado al Tribunal electoral. Y que cada quien asuma su costo
histórico. Hoy tenemos un pleito callejero que demerita la calidad del
INE.
El modelo político-electoral de Jorge Carpizo MacGregor en
el gobierno de Salinas de Gortari ha sido reconstruido por Córdova
Vianello: la estridencia mediática, la personalización de la democracia
y la competencia entre partidos como pelea a navajazos en callejón. La tarea
del árbitro electoral es clara: aplicar el reglamento. Los buenos
árbitros de futbol sacan las tarjetas amarillas y rojas y no discuten con los
jugadores. El consejero presidente del INE tiene más exposición
mediática sin regulación que los partidos y candidatos en la contienda. Ya se
puso los guantes de box y se subió al ring para pelear con el presidente
de la república y con lo que caracteriza como su modelo populista.
SI el INE es tan ideal y tan perfecto como dice Córdova
Vianello, entonces el consejero presidente y los consejeros electorales no
deberían aparecen en medios, ni dar conferencias, ni provocar reuniones con
especialistas. Es más: a partir del ejemplo de Donald Trump, los
consejeros electorales no debieran tener ni Twitter porque a través de
mensajes cortos atizan polémicas con partidos, responden a provocaciones
y de alguna manera se confrontan con Morena.
El estilo estridente y personalista de Córdova Vianello ha dado al
traste con el INE. En el proceso electoral de 2021 hay ya una lucha personal
del consejero presidente del INE contra el presidente de la república. El caso
de la anulación de candidaturas a gobernador basados en reglamentos
existentes ha sido escandalizado por el propio INE en medios. El
mecanismo es claro: el INE aplicó el reglamento, los partidos pueden gritar,
deben ir al Tribunal y el Tribunal determinar el camino. Todo debiera hacerse sin
incendiar redes, ni medios, ni las calles. Pero no; Córdova Vianello y
el consejero Ciro Murayama han salido a defender lo que debiera ser
indefendible porque fue una decisión institucional y reglamentaria. Las
respuestas de los dos consejeros a Morena y al presidente de la república han distorsionado
la equidad electoral.
Las confrontaciones mediáticas entre Morena y el INE ya disminuyeron
calidad democrática a las elecciones de 2021. En un verdadero sistema
institucional electoral, las autoridades del ramo no debieran ser conocidas
por el público, ni aparecer en medios, ni contestar provocaciones. Su función
es decir conforme a leyes y reglamentos. Y ya. Al aparecer como los ejes de las
decisiones de anulación de elecciones y de reglamentación de la sobrerrepresentación
y salir a medios a litigar sus decisiones legales, Córdova Vianello y
Murayama cayeron en el juego mediático donde el presidente de la
república tiene más espacios, más credibilidad y mejores instrumentos.
Los comportamientos carpicianos de Córdova Vianello ya reventaron
el funcionamiento del INE. Lo que se debate no es el fondo de la
decisión en sí misma --anulación y reglas contra la sobrerrepresentación--,
sino la forma mediática y escandalosa de difundirlas. La posición de pelador
callejero de Córdova --“no nos amedrentarán”-- es la forma de provocar
al adversario y llevarlo al callejón de los golpes. El mejor argumento
de una institución del Estado es la ley y sus decisiones no necesitan
defenderse en medios. Pero Córdova Vianello no deja pasar la oportunidad para
explayar su neurosis del micrófono. Lo grave es que la escandalera
alrededor de sus decisiones podría revertir las decisiones por presiones
políticas.
La conclusión está alertando un proceso electoral de 2021
marcado por el activismo político e ideológico antipopulista del INE. En este
sentido, el INE se está mostrando como un obstáculo para la democracia
que va mucho más allá del proceso electoral.
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Política para dummies: La política es el terreno de la serenidad, no de los trancazos.
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