En plena pandemia por covid 19, la corrupción hizo que Quintana Roo pusiera en un grave riesgo a los millones de turistas que visitan Cancún y la Riviera Maya, con la venta de las tarjetas sanitarias a cargo de la Cofepris estatal, que certifica la capacidad del personal para el manejo de alimentos y bebidas.

Por 400 pesos, cualquier persona pudo obtener entre 2020 y hasta 2021, sin cumplir los protocolos sanitarios de la pandemia, la credencial que lo acredita para poder trabajar en el sector hotelero, comercial y de servician de Quintana Roo durante seis meses, donde la corrupción en la Secretaría de Salud, a cargo de Alejandra Aguirre Crespo, y de Cofepris, a cargo de Miguel Pino Murillo, ensuciaron la labor y el empeño que el gobierno  de Carlos Joaquín González puso para salvar el prestigio del principal mercado turístico de México.

Pero eso no es todo, la Cofepris nacional ha comenzado a tomar cartas en el asunto y retomó desde la Federación algunas área de salud que desbordan corrupción en Quintana Roo.

Hoy, la lupa está puesta sobre una de las consentidas de Carlos Joaquín, la secretaria de Salud, y del titular de Cofepris en el estado. que a través de una cadena de corrupción y cómplices en diversas áreas, han hecho de la pandemia y los “requisitos” de la nueva normalidad para poder reactivarse económicamente, un negocio multimillonario que el mismo Pino Murillo ha señalado que ha redituado en la captación oficial de más de 60 millones de pesos, amén de lo que se ha generado por “abajo del agua”.