La historia de acción real de 101 dálmatas, que se estrena hoy en Latinoamérica está ambientada en un mundo londinense inspirado en el punk de Vivienne Westwood, con una banda sonora con influencia de rock de los setenta y todo tipo de abrigos afganos, faldas largas y botas efecto mojado.
Stone interpreta a una joven Cruella De Vil cuya rebeldía aún no ha llegado al punto de desollar dálmatas en nombre de la alta costura.
Cruella, una advenediza y ambiciosa diseñadora de modas, se cruza entonces con la formidable baronesa Von Hellman, interpretada por Emma Thompson, dispuesta a usar su poder, su influencia e incluso la violencia para aplastar a las jóvenes que quieren desbancarla en su imperio de la moda.
Cruella no se desvía en temas como el abuso sexual y más bien tiende a la comedia, gracias a los giros humorísticos de Paul Walter Hauser y Joel Fry en sus roles de los extraños y tontos secuaces de la protagonista.
Pero junto con su relato de un mundo de la moda lleno de vanidad, celos y esnobismo, hay muchos momentos que pueden asustar a los espectadores más jóvenes.