La respuesta es sencilla: haciéndolo. Sin embargo, por fácil y obvio que parezca, la realidad es muy distinta. Rechazar a un hombre sigue resultando, en demasiadas ocasiones, un acto de valentía que nos obliga a activar nuestros mecanismos de defensa y el estado de alarma. Preguntarnos cuál es forma idónea de rechazar a un hombre no debería ser la cuestión. La cuestión debería ser cómo es posible que muchos hombres no entiendan que la respuesta a un rechazo no ha de ser nunca el insulto.
¿Hay una forma correcta de rechazar? Desde luego que no, y tampoco hay necesidad alguna de buscar un porqué al rechazo. De hecho, los porqués les son totalmente indiferentes en muchas ocasiones. Si confiesas no tener novio, no comprenden que no quieras nada con ellos. Quizás, en sus cabezas, las mujeres 'pertenecen' a un hombre y si una mujer no tiene aún al suyo, entonces ha de estar buscándolo y no puede no aceptar la suculenta invitación de tomar algo con un ejemplar tan maravilloso. Pero el tema es aún más complicado, no crean. “Lo siento, tengo novio” suele ir acompañado de un “¿Acaso está aquí ahora?”. Es decir, exigen una explicación al 'no', pero cuando la obtienen, o la cuestionan o les da completamente igual.