El ser humano tiende a comprarse con todos y a estandarizarlo todo. Por eso, resulta inevitable preguntarse alguna vez en la vida, principalmente al vivir en pareja: ¿estoy teniendo una cantidad “normal” de sexo? ¿Qué tan importante es, de todas formas? La respuesta es más difícil que una simple estadística. A pesar de eso, lo que la gente realmente quiere saber es si su relación es saludable, si son lo suficientemente buenos para sus parejas o viceversa, si tienen un problema por tener mucho o poco sexo.
Las dudas sobre frecuencia sexual suelen venir cuando alguien pensaba que todo iba perfecto y descubre que su pareja no está satisfecha con la cantidad de sexo en la relación. También puede ser que ninguno de los dos lo esté. Esta discrepancia es común en cualquier relación formal y no es nada que no tenga solución. A fin de cuentas, la frecuencia es sólo uno de tantos factores involucrados en la satisfacción sexual. Es muy difícil investigar la satisfacción sexual en una pareja, de entrada por la forma en la que se recolectan los datos. Sin embargo, cuando de sexo se trata, queremos respuesta y las queremos ya. Entonces, después de la advertencia, estas son las conclusiones a las que se ha llegado: Normalmente, el tiempo hace que disminuya tanto la satisfacción como la frecuencia sexual en las parejas. Esto se debe principalmente a factores como trabajo, quehaceres, hijos, problemas en la relación o cuestiones físicas o fisiológicas. La frecuencia y satisfacción sexual están inversamente relacionadas con los índices de divorcios.
Es decir, a mayor satisfacción sexual, menos divorcios hay. Y en este sentido, según un estudio publicado en 2015, el punto máximo de felicidad se alcanza teniendo sexo una vez a la semana. La explicación es muy antisexy, pues obedece a un principio muy godín: la ley de los resultados decrecientes . Ésta indica que si agregas más empleados a hacer un trabajo incrementa la productividad, pero sólo hasta cierto punto. Al rebasarlo, la eficiencia cae. Bajo es principio, el sexo una o dos veces al mes es insuficiente, pero hacerlo más de una vez a la semana tampoco te hará más feliz. De hecho, hace un par de años se hizo un estudio en el que se pedía a las parejas que tuvieran relaciones sexuales el doble de lo normal y la conclusión fue que el cambio no les daba más felicidad. De hecho, disfrutaban menos. En ese sentido, también hay que señalar algo obvio pero que vale la pena recordar: la satisfacción sexual cambia en ciertos puntos de la relación, ya sea por la edad, la salud, el cansancio, la atracción y una lista extensa de razones. Así, lo que deberíamos hacer no es cumplir con un número de veces, sino observar nuestra respuesta a equis número de veces y hacer los ajustes necesarios.
No pienses en el estándar del mundo, sino en el estándar de tu relación. En la mayoría de los casos, las parejas que tienen dudas sobre su frecuencia sexual son la que no lo están haciendo lo suficiente. En cambio, hay parejas que están perfectamente felices con poco sexo.