Cuando las informaciones en torno al Real Madrid situaban a David Alaba como posible refuerzo en el centro de la zaga del club madridista, muchas alarmas empezaron a sonar.
Concretamente en dos casos que se vieron amenazados por la llegada en junio del jugador austriaco. La primera, la de Raphael Varane que, con las lesiones de Ramos y la falta de regularidad del de Camas, se vio en el compromiso de dar un paso adelante para liderar la defensa blanca que nunca dio. Y, sobre todo, la de Sergio Ramos. El andaluz, entre lesiones y el conflicto diplomático para su renovación el pasado mes de junio, se dio cuenta que Florentino Pérez no iba a ceder en su afán de prescindir del internacional español.
Sin embargo, el plan inicial del Madrid era otro. De hecho, varias fuentes del club admitieron a lo largo de la temporada pasada que la posible llegada de Alaba no tenía nada que ver con la marcha de Ramos o Varane.
El madridismo, de momento, puede respirar tranquilo. Hay defensa, hay jugadores y hay un líder silencioso cuyo día a día se basa en el trabajo, en la superación y en el hambre de conseguir títulos con el Real Madrid. Acaba de llegar y ya está siendo uno de los jugadores clave en el nuevo Madrid de Ancelotti: David Alaba.