El presidente del Banco Mundial, David Malpass, ha anunciado inesperadamente su dimisión, que será efectiva en el mes de junio, cuando acaba el año fiscal de la institución. Así, Malpass dejará la mayor agencia de desarrollo del mundo un año antes de que termine su mandato. En un correo electrónico que el todavía presidente del Banco ha enviado a los más de 8.000 empleados de la institución, Malpass da a entender que ya está dejando de llevar las riendas de la entidad, al referirse a los cuatro meses que van a transcurrir hasta que se formalice su dimisión como "una buena oportunidad para llevar a cabo una transición tranquila".

La salida de Malpass del cargo parece tener una motivación política. El todavía presidente del Banco Mundial no ha dirigido la actividad de la organización hacia la lucha contra el cambio climático con la intensidad que los principales socios del organismo demandan. Malpass se ha negado a declarar en público que el calentamiento de la Tierra es una consecuencia de la actividad del ser humano, lo que le sitúa en abierta oposición con las tesis del Gobierno de Joe Biden. Su sucesor será, previsiblemente, un estadounidense, dado que es una "tradición" que el Fondo Monetario Internacional (FMI) sea dirigido por un europeo y el Banco Mundial por un ciudadano de EEUU.

El actual presidente del Banco Mundial, además, fue nombrado para el cargo por Donald Trump, lo que del sitúa en una posición políticamente débil en EEUU. Sin embargo, pese a que la práctica totalidad de los funcionarios del Banco - tanto los estadounidenses como los extranjeros - se sitúan en una posición cercana a la del Partido Demócrata, Malpass había dado muestras de habilidad en el manejo de la burocracia interna para prevenir cualquier tipo de "golpe" de éste en su contra.

Así, había conseguido evitar seguir el camino de uno de sus predecesores, Paul Wolfowitz, que se vio obligado a dimitir en 2006 por un escándalo de conflicto de intereses con una subordinada. Wolfowitz, en su cargo anterior había sido subsecretario de Defensa de EEUU y uno de los principales grupos de los llamados neoconservadores que lanzaron la invasión de Irak en 2003, y en los movimientos para forzar su dimisión la Asociación de Empleados - en la práctica, el sindicato - del Banco jugó un papel extremadamente activo. Más recientemente, en 2022, Mauricio Claver-Carone fue forzado a dimitir de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por motivos similares. Claver-Carone también había sido nombrado por Trump.

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