Consistencia, solidez, ideas firmes, ejes políticos iguales definen el parecido entre el Andrés Manuel López Obrador que llegó a gobernar la Ciudad de México en el 2000 y el que llegó a gobernar el país en 2018. Para otros, los calificativos son distintos: necedad, falta de adaptación, rigidez política.
En El Andén hicimos un comparativo entre el segundo informe de gobierno del Presidente de la República este 2020 y el segundo informe del jefe de gobierno en el año 2002. Se reconocen el tono, las ideas, los preceptos.
Los principales ejes de ambos discursos son la corrupción, la austeridad y el papel benefactor del Estado, así como la convicción de que ese papel no lo hace populista ni paternalista. Juzgue usted estos párrafos, traídos del año 2002, del discurso pronunciado por Andrés Manuel López Obrador en la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal, recogido en el Diario de los Debates del 17 de septiembre de 2002
Política social, 2002:
"Actualmente, 284 mil adultos mayores de 70 años, ya cuentan con su tarjeta para adquirir alimentos por 636 pesos mensuales en cualquier centro comercial.
"Rechazo tajantemente el truco de llamar 'populismo' o 'paternalismo' a lo poco que se destina a los pobres, y calificar de fomento o rescate a lo mucho que se entrega a los privilegiados."
Corrupción, 2002:
"Desde la oposición sostuve que nada ha dañado más al país que la deshonestidad de los gobernantes. Ello ha dado al traste con todo y ha sido la causa principal de la desigualdad social y económica. Por eso ahora, desde el gobierno y con mayor responsabilidad, estamos comprometidos a erradicar la corrupción donde quiera que se exprese."
Austeridad, 2002:
"La austeridad para que nadie se confunda significa rigor, eficiencia, pero también justicia. El año pasado, como resultado de esta política, obtuvimos un ahorro de 3 mil 557 millones de pesos. En lo que va del actual, la cifra asciende a 2 mil 453 millones de pesos, cuyo destino ha sido y seguirá siendo financiar el desarrollo social."
Las principales diferencias
En materia de corrupción, el entonces jefe de gobierno ponía énfasis en la transparencia, en la necesidad de contar con acompañamiento ciudadano y en la destitución de funcionarios públicos. En 2020, el Presidente ha desestimado la utilidad y cuestionado la independencia de las organizaciones sociales anticorrupción, de los institutos de transparencia y de los concursos. Sin embargo, sí sigue actualmente un proceso de gran relevancia sobre desfalcos a Pemex.
El segundo aspecto en el que se aprecian diferencias es en la relación con la iniciativa privada. Como Jefe de Gobierno, AMLO privilegió la relación con los empresarios y favoreció sus inversiones. De hecho, registraba con orgullo el auge de construcciones e inversión en el corredor de Reforma, en el centro, los permisos para construcciones, las plazas comerciales y la industria. No sólo eso: hablaba con una connotación positiva de los estímulos fiscales para ello y consideraba el crecimiento económico como algo indispensale. Actualmente, privilegia la inversión en paraestatales.
Combate a funcionarios corruptos, 2002:
"En lo que va del gobierno, fueron destituidos 892 policías preventivos y 24 policías judiciales. Han sido cesados 5 jefes que están sometidos a investigación y se ha procesado judicialmente a 2 mil 140 servidores públicos.
"Hemos propiciado la participación de ciudadanos independientes en los consejos de Administración y Comités de Adquisiciones, en todas las áreas del gobierno. Constituimos el Consejo de Seguimiento de la Transparencia de las Finanzas Públicas. Mantenemos en Internet la nómina y la declaración patrimonial de los funcionarios, y el gobierno publica diariamente sus ingresos y sus gastos."
Economía y sector privado 2002:
"Ahora bien. Lo que sí reconocemos es que el desarrollo social no podría financiarse ni sería viable sin crecimiento económico sostenible. Debemos aceptar que, así como la política económica imperante no basta para eliminar la pobreza y atemperar las desigualdades sociales, tampoco la más justa distribución de la riqueza existente, por si misma, asegura un desarrollo perdurable. Por eso se ha puesto en marcha un importante programa de desarrollo económico y de estímulos a la inversión privada,
"Durante la actual administración, se han simplificado trámites y hemos autorizado a la iniciativa privada proyectos para la construcción de industrias, hoteles, comercios, oficinas corporativas, escuelas, hospitales y vivienda, por 7 millones 273 mil metros cuadrados, con una inversión estimada en 40 mil millones de pesos.
"Tanto el Gobierno Federal como el de la Ciudad están otorgando estímulos fiscales para promover la inversión privada en el corredor Reforma-Zócalo. Esto ha contribuido a reactivar el mercado inmobiliario, así como la construcción de hoteles y centros comerciales y de servicios."
Con información de El Andén