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Declinaciones y compra de candidatos

por Ramón Zurita Sahagún
19-05-2021

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RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 


 

Ya lo advertía Fernando González, dirigente nacional de Redes Sociales Progresistas, que hay mucho dinero en juego y sus candidatos han recibido ofertas tentadoras para declinar en favor de otro aspirante. 

Pero eso no es novedad, sucede cada tres años, en época de elecciones, cuando candidatos sin respuesta ciudadana deciden bajarse y sumarse al abanderado mejor posicionado o al segundo lugar, para intentar emparejar las posibilidades de triunfo. 

La frecuencia con que sucede es tal que las autoridades electorales tendrían que asumir atribuciones para evitar que el recurso sea usado por vividores del sistema político mexicano. 

Y es que es tal la cantidad de partidos políticos que participan en cada proceso electoral que requieren de un inmenso número de candidatos y recurren a todo tipo de personajes que se suben a la contienda y se bajan a la brevedad, para pactar con los de mejor posicionamiento para encontrar un lugar en el gobierno de ellos, en caso de que ganen. 

No siempre le atinan al triunfador, ya que quien marcha a la cabeza no requiere de esas adhesiones que en realidad no representan mucho, ya que se trata de candidatos sin mucho respaldo y que en realidad no mueven al electorado, por su pobre oferta electoral, falta de carisma y hasta de conocimiento de quienes se trata. 

Claro que, si se trata de una contienda sumamente cerrada, como la actual, entonces estos depredadores políticos son bien recibidos, ya que unas centenas de votos podrían hacer la diferencia. 

El fenómeno no es nuevo se ha presentado en otras ocasiones, aunque sin suerte con candidatos del PAN en entidades en las que este partido no representa nada y hasta llega a perder su registro local. 

La suma de esos votos no hace diferencia, por lo que no prospera su intención de ser incorporados a un gobierno estatal, aunque en lo local si tiene efecto. 

Chiapas, Guerrero y otras entidades del país dan cuenta en el pasado de ese cambio de casaca o de otros que simplemente se bajan de la elección, sin negociación de ninguna clase. 

Sin embargo, al inicio de las campañas, sin importar el partido que representan, los abanderados de cada uno de ellos manifiestan su seguridad de ganar la contienda y hasta suenan altaneros y prepotentes con esa falsa seguridad. Lanzan dardos envenados y palabras hirientes a sus contendientes, las mismas que se tienen que tragar cuando se dan cuenta de su triste realidad y es entonces cuando buscan vías alternas. 

Como es una tradición, candidatos fuera de la contienda con bajos porcentajes de votos, según las encuestas, proceden a sumarse y establecer alianzas con los mejor posicionados. 

Conforme avanzan los días y se acerca la fecha de la votación, son varios los abanderados de partidos minoritarios, los que, sin ninguna posibilidad de victoria, frenan su caballo para sumarse ellos y sus potenciales votantes a otro de los candidatos bien ubicados, aunque con ello ocasionan el disgusto de su dirigencia nacional. 

Hasta el momento son tres candidatos a gobernadores los que deciden tomar esa alternativa: uno de Movimiento Ciudadano, otro de Encuentro Solidario y uno más del Verde, los que suman esfuerzos con otros candidatos mejor posicionados, aunque ello no signifique que sus votos contarán para ellos. 

En los tres casos, la decisión puede impactar en los votos que reciban los partidos que representaban, los que pueden quedarse marginados del registro local en los estados de Sonora, Tlaxcala y Sinaloa. 

Ricardo Bours Castelo declinó en favor de Ernesto Gándara, candidato de la alianza Va por Sonora, conformada por PRI, PAN y PRD. Tomás Saucedo del Verde lo hizo en Sinaloa para sumarse al abanderado de MORENA y PAS, Rubén Rocha Moya, los dos, Gándara y Rocha con amplias posibilidades de triunfo y Liliana Becerril en Tlaxcala, optó por dejar la candidatura del PES y sumarse a la de Anabell Ávalos de la alianza PRI, PAN, PRD. 

La decisión de estos candidatos mereció el reproche de sus dirigentes nacionales 

 

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El gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, aparece con un 70 por ciento de aprobación por parte de sus gobernados, lo que abona en favor de la candidata de MORENA al gobierno del estado, Marina de Pilar Ávila. 

Por cierto, las acciones de gobierno llevaron a que Brenda Ruacho, esposa del ex gobernador Kiko Vega devolviera 6.8 millones de pesos desviados del gobierno estatal y que el ex dirigente estatal del PAN José Luis Ovando y Loreto Quintero, ex oficial mayor en el gobierno de Kiko Vega, fueran vinculados a proceso. 

Por cierto que el Secretario General de Gobierno, Amador Rodríguez Lozano, dijo que Brenda Ruacho debe admitir su responsabilidad en los delitos de abuso de autoridad, peculado, enriquecimiento ilícito, fraude, administración fraudulenta, tráfico de influencias, coalición de servidores públicos, infidelidad en la custodia de documentos y violación de secretos, negociaciones ilícitas, promoción de conductas ilícitas, cohecho y distracción de recursos públicos y los que resulten, que le imputa la Fiscalía, además de haber pagado la cantidad de 6.8 millones de pesos. 

 

Email: ramonzurita44@hotmail.com