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Deportaciones, los efectos del regreso de migrantes + Un mes para Trump; cuenta regresiva + “Ciudad Refugio”, respuesta de Clara Brugada

por Felipe León López
05-02-2025

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Felipe León López

Al momento de escribir estas líneas el hashtag #UnDíaSinMigrantes es un

movimiento social de impredecibles magnitudes y que apenas en los últimos cinco

días en los Estados Unidos ha comenzado a manifestarse, siendo las llamadas

“ciudades santuario” como Los Ángeles y Chicago las más activas, pero la

tendencia parece escalar en forma rápida.

Ayer lunes 3 de febrero, se convocó a manifestaciones simbólicas como no

consumir marcas ni en los supermercados de origen estadounidense, otras más

territoriales, como salir a las calles de Los Ángeles, San Diego, Houston, Oregón y

Dallas, entre otros, a protestar bajo el grito de “Migrar no es un delito”.

Y es que la amenaza de deportaciones de migrantes se suma al aviso de que, en

Guantánamo, el emblemáticamente símbolo del abuso de poder estadounidense,

habría de construirse un Centro de Operaciones Migrantes (GMOC) para más de

30 mil indocumentados que no sean recibidos por sus países de origen, para lo

cual ya están instalados 500 soldados y 300 marines de ese país.

En México, apenas comienza a sentirse la llegada de los paisanos que son

deportados y con ello la presión a los tres niveles de gobierno para darles

vivienda, empleo y atención especial para reinsertarlos en sus comunidades,

crecerá conforme avancen las semanas y los meses.

De acuerdo con datos del Pew Research Center, en 2023 en Estados Unidos

habría unos 12 millones de personas de origen mexicano, de los cuales 4.1

millones estarían en condiciones de indocumentados. 

Nada sencillo, porque el impacto económico y social en las comunidades

receptoras alterará su normalidad. Los migrantes deportados no sólo producirán

una baja en las remesas, sino que, por la forma en que los han comenzado a

detener y regresar éstos llegan sin recursos económicos, lo que aumenta la

presión sobre las familias y las economías locales. La falta de empleo y vivienda

adecuada, sumado a su desarraigo, complica su reintegración social, generando

situaciones de vulnerabilidad y marginalidad.

El efecto también será de salud pública, principalmente en la salud mental porque

varios de los deportados enfrentarán la separación de sus familias y la

incertidumbre sobre su futuro, generando estrés, ansiedad y dependencia a

enfermedades como el alcoholismo, alguna adicción o la farmacodependencia. Y

si a lo anterior se suma que quienes primero están siendo deportados son los que


tienen récord criminal, están en prisión por robo, violencia o algún delito similar, y

quienes son denunciados por incumplir con la manutención de sus hijos o

exparejas en situación vulnerable, pues podría significar otro problema más en la

inseguridad.

Los deportados forman parte la mayor crisis humanitaria del mundo y en este

momento, Estados Unidos a través de su presidente, encabezan la mayor

estigmatización y campaña de exclusión social de su historia (como también

ocurre en Europa, donde poderosos partidos neoderechistas arropan las mismas

banderas xenófobas, supremacistas y fascistas).

Por ahora, la cancelación de programas para asilados y refugiados (parole

humanitario) para cubanos haitianos, nicaragüenses y venezolanos; de la

aplicación CBP One, zonas sensibles (donde no se podía realizar redadas tal

como escuelas, hospitales e iglesias) y, según dicen medios estadounidenses, la

reimposición del Programa Quédate en México (MPP) así como la deportación

expedita a cualquier extranjero sin documentos o detectada su estancia ilegal con

menos de dos años en Estados Unidos o sean detectados por las redadas y

operativos por parte de agencias como ICE (Immigration and Customs

Enforcement) aumentarán aceleradamente a la detención y deportación de

inmigrantes.

Y en este ambiente, avisos como “los recibimos con los brazos abiertos” no dice

nada para quienes ya no quieren retornar a sus lugares de origen y, como pasa

con los millones de mexicanos, sin ayuda consular para los que han sido

detenidos o coaccionados por los servicios de inmigración de ese país y que, por

falta de recursos económicos no pueden pagar fianzas o son regresados por no

tener defensa. Ahí es donde la Cancillería debería trabajar a fondo, además de

contratar lobbistas profesionales que represente a este sector ante las cámaras

estadounidenses como lo hacen otros gobiernos de otros países con el fin de

detener y condenar los abusos.

+ Trump: Un mes en cuenta regresiva… Un mes más logró la presidenta

Sheinbaum pausar la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas a

Estados Unidos, pero desde la óptica trumpiana también se afianzó el compromiso

de que en un mes habría resultados para los temas de prioritarios de la agenda de

su gobierno: contener el flujo migratorio ilegal en la frontera, detener el tráfico de

fentanilo y… ¿será que se detendrá a alguno de los capos de los cárteles que

siguen libres o sus cabezas políticas protectoras? Un mes en cuenta regresiva.

+ “Ciudad Refugio”, respuesta de Clara Brugada… En marzo de 2024, en su

campaña para jefa de Gobierno, Clara prometió construir espacios donde se

albergaría al número creciente de migrantes. “No queremos que haya

campamentos en la calle; y para ello estaremos implementando varias medidas;

con techos dignos, seguro, apoyo en sus derechos y garantizar que la estancia

que estén en la Ciudad de México sea lo mejor que se pueda".


Contacto: feleon_2000@yahoo.com