Durante el tercer trimestre del año, la depreciación que presentaron monedas emergentes reveló amplias preocupaciones del mercado sobre las perspectivas económicas de cada país, advirtieron economistas del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés)
“Después de que había sido un trimestre sólido en la mayoría de los mercados, con importantes rendimientos en los bonos de gobiernos emergentes, las acciones sufrieron pérdidas importantes a fines del periodo, consecuencia de preocupaciones por el desempeño doméstico y sus expectativas”, resaltaron.
Al interior del Reporte Trimestral del BIS, el banco de los bancos centrales, resaltó que los mercados luchaban con perspectivas de inflación al alza y la reducción de la política monetaria expansiva en economías avanzadas.
De acuerdo con el análisis del BIS, “un horizonte nublado se cierne sobre los mercados emergentes” pues los inversionistas temen que al reducirse el espacio fiscal para este tipo de economías y en un contexto de inflación persistente, queden más vulnerables para responder a los choques que pueden presentarse.
La depreciación del peso
Pese a que el BIS no realiza un acercamiento directo al comportamiento del peso mexicano, la segunda divisa emergente más operada, información de Bloomberg muestra que las monedas que más se depreciaron en el periodo julio-septiembre fueron el peso chileno (-10.31%); el real brasileño (-9.61%); el sol peruano (-6.95%) y el peso mexicano (-3.41 por ciento).
Información contenida en la balanza de pagos del tercer trimestre, reportada por Banco de México, muestra que nada más entre julio y septiembre de este año, los inversionistas no residentes vendieron 14,596 millones de dólares en bonos de gobierno.
Se trata de la mayor liquidación trimestral de títulos en 12 años, sólo superada por la que se presentó en el primer trimestre del 2009, en plena crisis financiera mundial. En ese momento, salieron capitales por 20,473 millones de dólares.
De acuerdo con el análisis, “la reciente volatilidad del mercado de bonos soberanos muestra que los intermediarios financieros no bancarios pueden influir sobre la implementación de la política monetaria.
“Para asegurar la estabilidad financiera, es necesario reducir la dependencia del apoyo de emergencia que otorgaron los bancos centrales”, resaltaron.