Como pepitas en comal…
No le fue tan bien al
presidente López Obrador en su visita a Lerdo de Tejada el pasado fin de semana.
Como que se confiaron que la gente andaba en la playa tomándose las chelas y pensaron que se iban a sentir cobijados por alguno que otro palero (que nunca faltan a esos eventos) que iba a gritar viva, bravo, hurra porque llegaba el habitante de Palacio Nacional a rescatar el ingenio azucarero San Francisco Naranjal.
En serio que como si no supieran que ya nadie les cree nada, al gobernador menos que al presidente y los estaban esperando con cartulinas para el reclamo. Y ni modo, lo abordaron en su camioneta blanca para decirle sus demandas. Un poquito más hartos de ambos está la gente. Al menos eso parece.
Juntos son dinamita, dicen, y no por lo dinámicos, sino porque donde se paran todo explota. Y es que al presidente se le está yendo (¿o ya se le fue?) el país de las manos y por eso él y su protegido Cuitláhuac andan como pepita en comal, brinque y brinque, no precisamente de gusto. Le juro por la salvación de mi alma que no es mala intención de mi parte, pero de verdad, una tras otra.
Lo que dijo sobre la “exageración” de la nota de la vacuna que no fue vacuna porque solo inyectaron aire a un adulto mayor hizo que más de uno pusiera el grito en el cielo, porque en verdad parecía un acto criminal que el tabasqueño minimizó y acusó de ser un montaje.
La historia no es nueva. Cuando se trata de los demás es chisme, montaje, mala leche. No fuera su familia porque brinca.
Cuando nos duele, nos duele, ¿qué no?
Hablando de chismes y
descalabros, aquí en el puerto jarocho la militancia de Morena está que echa
lumbre y acusan a Ricardo Exsome de querer dar madruguete, de ser avorazado y
de querer ganar ventaja. Bueno hasta de traidor lo acusan porque aseguran que
ya pactó con Rocío Nahle, la secretaria de Energía, dejarse ganar por los
panistas y de ese modo se repartirían el 50 por ciento del presupuesto asignado
a obras públicas.
Que sea menos, la verdad este cuento me suena medio fumado, ya que no creo que el diputado federal con licencia se aviente un trompo a la uña de ese tamaño.
Exsome Zapata es un personaje muy experimentado en la política y hacer pactos con Nahle es poquito peor que hacerlos con el diablo. La secretaria de Energía, que aunque se dice veracruzana es de Zacatecas, tiene una cola enorme que le pisen ya que el año pasado le sacaron muchos trapitos al sol, entre ellos que hizo transas millonarias en Pemex y que su esposo, José Luis Peña Peña, jubilado de la paraestatal, se sirvió con la cuchara grande y consiguió estar pensionado con la módica cantidad mensual de 120 mil pesos, esto después de haberse querido suicidar y permanecer hospitalizado.
Qué historia, por vida de dios.
Ahora que Epigmenio ya tiene el préstamo de varios ceros a la derecha en la bolsa debería llevarla a Netflix o hasta a Televisa, que seguro se la compran.
El tema es que a la secretaria consentida de AMLO le gusta el billete, y si vino a prometer enjuagues al puerto para llevarse su buena tajada, dudo que Ricardo Exsome se preste al pacto pues sería echarse un balazo en el pie antes de empezar la carrera.
Claro que es solo mi percepción,
en política todo se puede esperar.
El punto es que en Morena no se aguantan ni ellos mismos y hacen cada cochinada para picarse los ojos y los inventos y descalificaciones están a la orden del día.
El miedo no anda en burro.
Si se les va el hueso en estas elecciones intermedias su jefe supremo, el
habitante de Palacio Nacional, estará en serios problemas los tres años que le
quedan al frente de las mañaneras.
Esperemos...